19,92% 17,93% 15,94% 11,95% 10,36% 23,9% Interrelación entre los ODS y la sostenibilidad en el tiempo de los proyectos. El análisis de las buenas prácticas llevadas a cabo por las empresas revela una clara alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), destacando el compromiso del sector con metas clave de sostenibilidad global. Las iniciativas se concentran mayoritariamente en el ODS 12 (Producción y consumo responsables), que abarca el 19,92% del total, evidenciando el esfuerzo por fomentar patrones de consumo y producción sostenibles que minimicen el impacto ambiental. Le sigue el ODS 13 (Acción por el clima), con un 17,93%, reflejando el enfoque en mitigar los efectos del cambio climático a través de acciones concretas. El ODS 6 (Agua limpia y saneamiento) ocupa el tercer lugar con un 15,94%, subrayando la prioridad de garantizar el acceso equitativo a este recurso esencial y promover su gestión sostenible. Por su parte, el ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), con un 11,95%, destaca por el impulso a condiciones laborales dignas y un crecimiento económico inclusivo. Finalmente, el ODS 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas) , que representa el 10,36%, pone de relieve la importancia de fortalecer la transparencia, la justicia y la confianza institucional en el marco de estas iniciativas. Este análisis resalta cómo las empresas no solo avanzan en sostenibilidad, sino que lo hacen de manera estratégica, priorizando áreas clave de impacto global. El análisis de los proyectos destaca una clara distribución en términos de sostenibilidad en el tiempo, reflejando diferentes enfoques estratégicos en la implementación de las iniciativas. La mayoría de las prácticas, un 47,81%, se clasifican como de corto plazo, con una duración inferior a un año. Esto sugiere un fuerte enfoque en acciones inmediatas y de impacto tangible a corto término, lo que permite abordar necesidades urgentes y mostrar resultados rápidamente. Por otro lado, el 37,85% de los proyectos se enmarca en el mediano plazo (entre 1 y 5 años), representando un enfoque más estratégico y sostenible para garantizar cambios duraderos en la sociedad y el medioambiente. Finalmente, el 14,34% se considera de largo plazo, con una duración superior a 5 años. Estos proyectos suelen abordar desafíos estructurales que requieren tiempo para su implementación y consolidación, destacándose como pilares fundamentales para lograr impactos transformadores. El análisis conjunto de la alineación con los ODS y el alcance temporal de los proyectos permite una perspectiva integral sobre la estrategia del tercer sector. Las prácticas asociadas a l ODS 12 (19,92%) y el ODS 13 (17,93%) tienden a reflejar un equilibrio entre proyectos de corto y mediano plazo. Esto se explica por la necesidad de implementar soluciones inmediatas, como la gestión de residuos o la promoción de energías renovables, combinadas con esfuerzos a medio plazo para generar cambios sostenibles en los sistemas de producción. Por su parte, el ODS 6 (15,94%) y el ODS 8 (11,95%) se distribuyen principalmente en plazos mediano y largo. Estas iniciativas buscan asegurar recursos esenciales y fomentar el desarrollo económico inclusivo, lo cual requiere planificación a largo plazo para garantizar sostenibilidad y continuidad. El ODS 16 (10,36%) destaca con una notable proporción de proyectos a largo plazo, reflejando la complejidad de transformar sistemas institucionales y fortalecer la confianza ciudadana. Estos proyectos demuestran que los objetivos más estructurales e intangibles demandan enfoques sostenidos en el tiempo. Reparto empresarial, territorial y por urgencia de las iniciativas de sostenibilidad. El análisis por tamaño empresarial evidencia una distribución intere- sante en la participación de las diferentes categorías. Las medianas empresas lideran con un 43,82% , consolidándose como actores clave capaces de combinar escalabilidad y agilidad. Este segmento demuestra su capacidad para abordar desafíos significativos, adap- tándose rápidamente a las demandas de sostenibilidad y responsa- bilidad social. Por otro lado, las pequeñas empresas representan un 33,86% del total, destacándose por su innovación y su enfoque en soluciones de impacto local. Estas empresas suelen ser motores de cambio en sus comunidades, priorizando prácticas sostenibles y fomentando la cohesión social desde la base. Finalmente, las gran- des empresas, con un 22,31% , mantienen un papel crucial al tener los recursos necesarios para implementar iniciativas de gran esca- la y alto impacto. Su influencia y alcance permiten liderar proyectos transformadores, marcando tendencias y estableciendo estándares en sus respectivas industrias. El estudio de las iniciativas según su alcance territorial revela una distribución equilibrada que responde a las diferentes capacidades y objetivos de las empresas y organizaciones. La mayor proporción de iniciativas, un 31,87%, se lleva a cabo a nivel nacional, desta- cando la capacidad de las entidades para implementar programas de gran escala que aborden desafíos estructurales en todo el país. Este enfoque nacional refleja una visión estratégica para generar un impacto significativo y alcanzar una mayor cobertura poblacional. Las iniciativas de ámbito local representan un 27,89%, lo que re- salta la importancia de los proyectos que priorizan las necesidades inmediatas y específicas de comunidades concretas. Este enfoque permite adaptar las acciones a las realidades locales y generar un impacto directo en los beneficiarios. Por su parte, los proyectos de alcance provincial, con un 19,92%, muestran un equilibrio entre el impacto local y la expansión regional. Este tipo de iniciativas son cla- ve para fortalecer redes regionales y promover la cohesión territorial. Finalmente, el 20,32% de los proyectos clasificados como interna- cionales evidencia el compromiso de muchas organizaciones con los retos globales, incluyendo el cambio climático, la cooperación internacional y el desarrollo sostenible más allá de las fronteras na- cionales. La clasificación de los proyectos según su urgencia muestra una marcada orientación hacia los proyectos preventivos , que repre- sentan un 39,84% del total. Esto sugiere que muchas organizacio- nes están adoptando un enfoque proactivo para evitar problemas fu- turos, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la falta de acceso a recursos básicos. Este enfoque preventivo es esencial para garantizar la sostenibilidad a largo plazo y minimizar los costos asociados con problemas no resueltos. Los proyectos correctivos, que constituyen el 37,85%, abordan problemas ya existentes, como la contaminación, las desigualdades sociales o las carencias en in- fraestructuras. Estas iniciativas buscan remediar los daños causa- dos en el pasado, restaurando sistemas y comunidades afectadas. Por último, los proyectos emergenciales, con un 22,31%, están di- señados para responder a situaciones críticas e inmediatas, como desastres naturales, crisis humanitarias o emergencias sanitarias. Aunque representan el menor porcentaje, su importancia radica en la necesidad de actuar rápidamente para salvar vidas y mitigar los efectos más graves de los eventos imprevistos. Esta distribución refleja un equilibrio entre la necesidad de anticiparse a los proble- mas futuros, abordar los existentes y responder a las emergencias, adaptándose a las prioridades y capacidades de las organizaciones involucradas. L a prevalencia de los proyectos preventivos podría explicarse por la creciente conciencia de la importancia de anti- ciparse a los desafíos para garantizar un desarrollo sostenible a largo plazo. REPORTAJE GRAN EMPRESA SOCIEDAD CIVÍL