3.000 calorías en una comida. Un análisis realizado por la Sociedad Española de Ciencias de la Alimentación (SEDCA) señalaba que cada comida navideña nos proporciona, como mínimo, una media de 1.100 calorías, sin con-tar las que aportan las bebidas alcohólicas que acompañan la vela-da. En algunas ocasiones, se llegan a alcanzar las 3.000 calorías en una sola ingesta, algo extremadamente excesivo si se piensa que el cuerpo necesita entre 1.600 y 2.500 kcal al día. Pero ahí no acaba el abuso. Muchas veces este nivel calórico, lejos de ser algo pun-tual, continúa al día siguiente. Pongamos como ejemplo la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, menús con los que inge-rimos en menos de 24 horas la cantidad de energía recomendada para tres días. Esta sobreingesta tiene consecuencias para la sa-lud. Prueba de ello es que las urgencias e ingresos hospitalarios suelen aumentar un 25% por estas fechas. Los motivos, según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), sue-len ser crisis hipertensivas, diabetes descompensadas y diversas patologías digestivas relacionadas con los excesos alimentarios. Los típicos empachos navideños, además de provocar muchas molestias intestinales nada agradables y que pueden arruinarle a uno la fiesta –con síntomas como regurgitación, hinchazón, ma-lestar en el abdomen y flatulencias–, también pueden exacerbar problemas digestivos ya presentes en la persona, como el reflu- alimentación CÓMO ALIVIAR LAS MOLESTIAS CÓMO ALIVIAR LAS MOLESTIAS Las infusiones sí ayudan. Tomarse un poleo menta o una manzanilla tras una exagerada ingesta alivia la pesadez y el malestar gastrointestinal. “Hay algunos productos vegetales que han demostrado que son capaces de mejorar los síntomas. Plantas como la lavanda, el romero, el aloe vera, el eucalipto, el tomillo, el hinojo, el cardo mariano, las hojas de menta, la manzanilla o la melisa pueden facilitar y favorecer las digestiones y los gases excesivos”, indica la gastroenteróloga María del Mar Calvo. “El beneficio de las de infusiones es la ingesta de una mayor cantidad de líquido caliente. Aunque nunca se ha de hervir el agua de una infusión, porque la planta puede perder algunas de sus propiedades”, añade la especialista en aparato digestivo Blanca Sampedro. Pero este remedio no vale en todos los casos. “En los pacientes a los que se haya diagnosticado un reflujo gastroesofágico con daño en el esófago (esofagitis), es decir, heridas en el esófago producidas por el ácido del estómago, se recomienda tomar un protector de estómago (Omeprazol) en ayunas el día que se va a hacer una comida copiosa”, concluye Clavo. ¿Una siesta, un café o un paseo? Después de una comida copiosa, la siesta no es lo más recomendable. “Tumbarse favorece el reflujo y enlentece los movimientos gástricos”, explica Clavo. La experta recomienda un paseo, pero es consciente de que tras una comida navideña no es lo que más apetece. Igualmente, el café, a pesar de ser una bebida recomendable por sus efectos hepáticos, también puede producir un aumento de la acidez y los síntomas de reflujo, por lo que es mejor moderar su consumo. Los chupitos no son digestivos. El alcohol favorece el reflujo gastroesofágico con una mayor acidez gástrica y relajación del cardias (esfínter entre el esófago y el estómago), por lo que, en general, no solo no mejoran los síntomas digestivos, sino que tienden a empeorarlos. “Recomendar no consumirlos en estas fechas es poco realista, pero puede ser aconsejable no tomar más que una o dos bebidas de baja graduación al día”, recomienda Sampedro. Sigue leyendo