mentación de culturas y sociedades remotas –desde la egipcia a la azteca, pasando por los nativos americanos o Mesopotamia–, con el paso de los siglos fueron quedando relegadas y es ahora cuando, en un momento en el que se vuelve la mirada a la alimentación sa-ludable, están despertando nuestro interés. Nos referimos a las se-millas de lino, chía, calabaza, girasol, sésamo, amapola o cáñamo. Así lo explica Emilio Ros, del departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic de Barcelona: “El papel integral de las semillas en las dietas antiguas es comprensible dada su al-ta densidad energética y de nutrientes. Las semillas también son particularmente importantes en la nutrición humana debido a su composición única en compuestos bioactivos. En la última década se ha acumulado una gran cantidad de evidencias científicas sobre sus efectos beneficiosos, principalmente para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular o diabetes tipo 2”. Todos estos beneficios se deben a que las semillas oleaginosas son buenas fuentes de proteínas, fibra y antioxidantes. Además, son una de las mejores fuentes vegetales de ácidos grasos ome- nutrición ¿Y los antinutrientes? Continúa En la pÁgina 27 ¿Y los antinutrientes? Al igual que muchos otros alimentos de origen vegetal, las semillas oleaginosas pueden contener antinutrientes. Se trata de unos compuestos que, en determinadas circunstancias, pueden interferir con la absorción de nutrientes o tener efectos adversos en la salud. “En general, no suponen un motivo de preocupación cuando tomamos semillas en el marco de una dieta equilibrada. Además, hay formas de reducir los posibles efectos de los antinutrientes, como son el remojo, la germinación, la cocción y el tostado de las semillas”, explica la dietista-nutricionista Berta Miró. Se trata de técnicas que ayudan a mejorar la digestibilidad y la absorción de sus nutrientes. En el caso del sésamo, para aprovechar mejor sus propiedades –el calcio y los ácidos grasos omega 3– se recomienda tostarlo suavemente, sin parar de remover, durante unos minutos en una sartén. La chía y el lino no se deben tostar; si se remojan en agua o leche vegetal serán de ayuda frente al estreñimiento.