forma rápida, limpia y en ausencia de agua. El comportamiento ante el fuego es predecible. Al quemarse la madera, la superficie expuesta se inflama, creando una capa carbonizada aislante que incrementa su protección natural. Debido a la mala conductividad del calor de la madera, la transmisión al interior de las altas temperaturas es muy baja, por lo que la madera que no ha sido carbonizada mantiene sus características resistentes en condiciones normales. Este comporta-miento es la base de una notable resistencia estructural al fuego. En este caso, además, se protege con paneles PYL y juntas ignífugas en cumplimiento de la reacción al fuego que marca el CTE DB-SI. Más allá de las mejoras térmicas y acústicas propias de la madera, que se incrementa con las capas de PYL, la verdadera sensación de confort y salubridad se obtiene al estar envuelto todo el volumen de la vivienda con ma-dera, tanto forjados como cerramientos perimetrales y divisiones interiores, mejorándose la absorción de ondas acústicas y la regulación del clima interior, en cuanto a temperatura y humedad. Se han empleado unas 1.150 toneladas de madera producida en el País Vasco, consiguiendo reducir las emisiones de CO2 en su fabricación y en la vida útil del edificio. La protección de la madera frente a agentes bióticos y abióticos se garantiza, según el CTE DB SE-M, siendo de uso 2, con tratamiento superficial fungicida Con el diseño y la ejecución apropiados, las soluciones constructivas industrializa-das con ma-dera son muy duraderas y per-miten montajes de forma rápi-da, limpia y en ausencia de agua