Señalización de aseos, arriba, ilustraciones, debajo, pictogramas homologados. • Las piscinas cumplen las características previstas en materia de accesibilidad. • En las zonas de atención al público, el mobiliario y los puntos de atención existentes son accesibles. • Los elementos accesibles y la señalización general del edificio es conforme a la normativa de aplicación. Por ejemplo, en el ITE del País Vasco encontramos cuestiones tan rotundas como: • El edificio satisface completamente las condiciones de accesibilidad. Seguramente, si hacemos un análisis desglosado, nos encontraremos algún aspecto mejorable que no nos per-mita poner un SÍ en mayúsculas. ¿Cómo es un elemento accesible? Para definir la accesi-bilidad de un elemento arquitectónico, desde el punto de vista universal, es necesario pensar en las cuatro accio-nes que realizamos las personas para interactuar con el entorno y que están recogidas en la norma UNE 170001: • Deambulación: el elemento nos permite un des-plazamiento seguro y sin obstáculos tanto en horizontal como en vertical. No solo nos desplazamos por un pasillo, también lo hacemos a través de ascensores y escaleras. • Aprehensión: los elementos están a nuestro alcance y los podemos manipular de forma fácil. Por ejemplo, en una rampa, los pasamanos nos ofrecen un soporte se-guro, podemos operar de forma sencilla el cerrojo de un aseo o no tenemos dificultades para accionar un interrup-tor de luz. • Localización: sé dónde me encuentro y/o dónde es-tán las personas o estancias que quiero localizar. Sé cuál es la ruta que debo elegir. • Comunicación: puedo intercambiar información con otras personas o con el entorno. Estos requisitos se conocen como criterios DALCO y son la manera de medir la accesibilidad yendo más allá de la discapacidad, pues si bien la accesibilidad es funda-mental para las personas con discapacidad, resulta una medida de comodidad para toda la población. A nivel cognitivo, la localización y la comunicación son los parámetros que nos permiten entender el entorno. Sin embargo, unas buenas características de deambula-ción y aprehensión en su conjunto también nos van a ayu-dar de forma cognitiva. Una rampa bien diseñada tendrá unos pasamanos a ambos lados, que nos ayudan a enten-der mejor qué es una rampa, más allá de un simple plano inclinado. Además, si dicha rampa tiene pavimento tacto visual, será mucho más fácil identificar el desnivel. Volviendo a las cuestiones del Informe de Evaluación del Edificio, cuando vamos a responder la pregunta sobre un itinerario accesible, hemos de hacer las comprobacio-nes anteriores. • Deambulación: el itinerario tendrá un ancho ade-cuado, carecerá de desniveles y elementos salientes. • Aprehensión: los interruptores de dicho pasillo es-tán situados a una altura adecuada y su diseño permite el uso fácil (se pueden accionar con la mano cerrada). • Localización: puedo encontrar fácilmente el pasillo, las puertas si las tiene y no tengo incertidumbre en los puntos de cruce. • Comunicación: el pasillo está bien iluminado y hay señales de las diferentes estancias, así como la emergen-cia y la evacuación. Fácil aparcamiento. Si hacemos el mismo ejercicio con las plazas de aparcamiento accesible, para dar una res-puesta afirmativa al cumplimiento de la legislación, debe-ríamos tener en cuenta: • Deambulación: el número de plazas de aparca-miento corresponde con las requeridas en el edificio, siendo el mínimo uno (en el caso de edificios con vivien-das accesibles, el número de plazas de aparcamiento será equivalente); está situada lo más próxima posible al ac-ceso peatonal del aparcamiento, estando comunicada con un itinerario accesible (al cual habremos aplicado la comprobación anterior). Y como el itinerario, cumplirá los requisitos de ancho y de largo, contando con un área de acercamiento. • Aprehensión: las plazas de aparcamiento no cuen-tan con mecanismos ni elementos manipulables, por lo que esta comprobación no sería necesaria. • Localización: puedo encontrar la plaza cerca de la entrada y del itinerario accesible, su situación es lógica y no necesito hacer un esfuerzo adicional para situarme. • Comunicación: la plaza está correctamente señali-zada tanto en el pavimento como con una señal vertical que me permita verla desde lejos y desde varios ángulos. Así podemos seguir con todos y cada uno de los ele-mentos que, desde el Informe de Evaluación del Edificio, nos piden que verifiquemos. Contrastes. La normativa tiene unos criterios objetivos que podemos implementar con facilidad. Pero también hay otros que, de forma equivocada, los evaluamos con subjetividad cuando hay herramientas objetivas que per-miten verificarlos. Es el caso de los contrastes: cuando en un elemento tenemos que verificar si se puede localizar fácilmente, uno de los indicadores es que dicho elemento contraste con su entorno para diferenciarse. Pensemos en un pasillo con varias puertas. Si el pasillo es totalmente blanco, así como el marco de las puertas y las propias puertas también lo son, la percepción será un pasillo ho-mogéneo sin puertas, donde resultará complicado saber por dónde tenemos que entrar. En cambio, si las puertas o sus marcos son de otro color, es más sencillo localizarlas. El contraste debe ser adecuado y ahí es donde corremos el peligro de no ser objetivos. Por ejemplo, una pared amarilla puede tener marcos de puertas marrones y nuestra comprobación nos parecerá adecuada. Sin embargo, una persona con baja visión puede percibirlo como escaso. En aras de rea-lizar una comprobación objetiva, podemos usar herra-mientas de comprobación de contraste o aplicaciones. También podemos orientarnos con la tabla de la norma UNE 170002. Tampoco es el objeto de este artículo hacer una com-parativa de las herramientas del Libro del Edificio Existente o de los Informes de Evaluación del Edificio, pero sí con-viene que veamos que, en algunas comunidades autóno-mas como en Navarra, tenemos cuestiones detalladas en cuanto a la señalización: Información y señalización. Hablamos de elementos accesibles y entradas. Elementos accesibles: • Están señalizados mediante el símbolo internacional de accesibilidad (SIA). - Los ascensores accesibles. - Las plazas de aparcamiento accesibles, excepto las vinculadas a un residente. Varias entradas: • Las entradas que son accesibles están señalizadas mediante el SIA, complementado, en su caso, con flecha direccional. Itinerarios alternativos: • Los itinerarios que son accesibles están señalizados mediante el SIA, complementado, en su caso, con flecha direccional. No obstante, vemos que se hace de una forma con-creta solamente verificando si los elementos accesibles están señalizados con el símbolo de movilidad y, en su caso, si están complementados con una flecha direccio-nal. En cambio, en el País Vasco, la comprobación remite a la normativa del momento que, como sabemos, se actua-liza constantemente. Entonces, debemos recurrir al sen-tido común y a unas pautas técnicas que son el corazón de nuestro trabajo. Porque nuestra profesión se caracte-riza por lo tangible, lo práctico y lo efectivo. A la hora de aplicar la accesibilidad cognitiva, debe-mos considerar la accesibilidad como un hecho transver-sal de la obra, donde las características de todos y cada uno de los elementos nos van a ayudar a la localización y comprensión del entorno. Y también debemos conside-rar elementos específicos para ello: Señalización. En los itinerarios hay zonas donde nos per-demos –se denominan puntos de incertidumbre–. Por lo general, se trata de cruces de caminos donde hemos de tomar una decisión. Estos puntos, o encrucijadas, son lu-gares en los que hemos de poner una señalización infor-mativa y direccional. La señalización informativa es la que nos indica dónde estamos, mientras la direccional nos da las indicaciones para localizar un destino y poder elegir una ruta. La señalización no es solo un cartel, también podemos jugar con elementos ambientales para informar de dónde estamos o permitir que las personas puedan diferenciar estancias y asociarlas a un recuerdo, haciendo mucho más sencillo el ejercicio cognitivo. Pensemos en un hos-pital con varias plantas, todas iguales en configuración. El único recurso que tendremos para diferenciar las plan-tas es el cartel del número de planta y de la atención que allí se presta. Pero si cada planta tiene un color distinto, ya estamos añadiendo un elemento de ayuda a la locali-zación. Además, si al salir del ascensor hay un elemento ambiental (mural, planta, escultura...), cognitivamente la asociaremos a ese elemento y nos ubicaremos con más facilidad. La señalización es un conjunto de elementos que no son solo carteles o flechas en el suelo. Tenemos que pen-sar en la señalización como un sistema que debe tener las siguientes características: • Uso unificado de colores y tipografías. • Uso de tipografías sin serifas. Las serifas son ador-nos en las letras que dificultan su lectura (hay tipos de letras en las que el número 3 se puede confundir con el número 8). • Tamaños de letra de acuerdo con la distancia de lec-tura. • Contraste adecuado entre los fondos y las tipogra-fías, a la vez que los fondos contrastan con el paramento. Pictogramas homologados. Son aquellos que cumplen la norma ISO 9186, en la que están recogidos las pautas de diseño y los protocolos de validación de los pictogra-mas. La validación es una parte fundamental de la accesi-bilidad cognitiva, es un requisito recogido en las normas técnicas. Consiste en testar un diseño con un grupo di-verso de personas, mediante una metodología específica que permite saber si ese pictograma se entiende o no por la mayoría de la población. La validación es una ma-nera de objetivar un criterio subjetivo como puede ser la comprensión. Hay personas que en un espacio se pier-den mientras que otras, en el mismo espacio, se orientan. Pero si analizando el espacio –es decir, validándolo– lle-gamos a la conclusión de que la mayoría de personas se pierde, entonces hemos identificado un problema de ac-cesibilidad cognitiva. Lo mismo sucede con los pictogra-mas: podemos pedirle a un grupo de personas que dibuje un pictograma de sala de reuniones y veremos que habrá dibujos de una mesa con sillas, en otros se pondrán per-sonas hablando, etc. Si hacemos el ejercicio inverso y le pedimos a un grupo diverso que nos diga qué significa un dibujo, en-contraremos diversas interpretaciones, pero podremos llegar a un consenso. La accesibilidad, en ese caso, tendrá en cuenta a la mayoría de las personas, y otras es posible que necesiten un apoyo o una medida más específica. Por más accesible que hagamos un espacio cognitivamente hablando, encontraremos perfiles de personas que nece-siten una persona de apoyo que les acompañe, al menos las primeras veces, para identificar y aprender un itine-rario. Sin embargo, esto no es óbice para que hagamos la máxima accesibilidad posible, porque, de lo contrario, no es que estemos dejando fuera a una parte importante de la población, sino que estaremos creando una barrera incapacitante que va en contra de la igualdad de oportu-nidades y queda lejos de nuestro objetivo profesional de mejorar la calidad de vida de las personas mediante espa-cios seguros, claros, cómodos y bien construidos. Iluminación. Estancias bien iluminadas y claras no solo son fáciles de comprender, sino que también nos dan una sensación de bienestar y seguridad. Ambientación. También podemos orientar a las perso-nas con olores, temperaturas y sensaciones. En este sen-tido, es necesario pensar en la acústica y cómo el evitar ruidos y verberaciones genera tranquilidad, así como el comportamiento diferenciado de la acústica de los espa-cios ayuda a identificarlos. Lectura fácil. La lectura fácil es una técnica de redacción que hace más comprensibles los textos. Se utiliza, sobre todo, para documentos, pero también podemos imple-mentarla en señalizaciones informativas y direccionales. La lectura fácil tiene unas pautas técnicas recogidas en la norma UNE 153101:2018, donde se reafirma la ne-cesidad de accesibilidad visual para la comprensión, con indicadores como el tipo y tamaño de letra ya descritos. La evacuación. Para finalizar, no me gustaría terminar esta reflexión sin hablar de la accesibilidad cognitiva en la evacuación. Es cierto que la palabra accesibilidad nos hace pensar en el acceso, en entrar, pero también es ne-cesario que salgamos de los edificios en condiciones de seguridad y comodidad. En el Libro de Evaluación del Edificio, cuando analiza-mos las condiciones de evacuación, hemos de hacernos las mismas preguntas: ¿Puedo desplazarme? ¿El extintor está al alcance de una persona de talla baja o en silla de ruedas? ¿Se localiza fácilmente la ruta de evacuación y la salida de emergencia? ¿Las señales se transmiten de forma visual y sonora? En una situación de emergencia, hasta la persona más acostumbrada a un espacio se puede encontrar con un momento de estrés o angustia que le impide pensar con claridad. Cuando estamos bajo presión nuestras decisio-nes, a veces, no son las más acertadas. En ese momento, necesitaremos una accesibilidad cognitiva que nos permita salir sin ponernos en riesgo. Ahora pongamos nuestra atención en las personas que necesitan esa acce-sibilidad de forma permanente... Seguro que nos cambia la mirada. •