once pabellones de obra vista, con zócalos de piedra po-ligonal y cubiertas de teja árabe a doble vertiente, se arti-culan en torno a uno central donde se ubican los servicios generales. El 15 de enero de 1902 se colocaba la primera piedra del hospital de la Santa Creu i Sant Pau, el edificio civil más relevante del modernismo catalán. En este caso, los distintos pabellones (Domènech proyectó 48 edificios, pero solo se construyeron 27, de los cuales solo 16 siguie-ron el patrón modernista original) están conectados en-tre sí por una trama de túneles subterráneos. Domènech creó una planta cuadrada en torno a dos ejes diagonales –norte-sur y este-oeste–, que conforman una cruz que tiene un doble significado: por un lado, es el emblema del antiguo hospital medieval de la Santa Creu de Barcelona y, por otro, es una alegoría a los va-lores de la época de fundación de esta institución. Con el paso del tiempo, los edi-ficios modernistas quedaron obso-letos y se planteó la construcción de un nuevo centro. De este modo, en 2009 la atención sanitaria pasó a un edificio adecuado a las nue-vas necesidades, mientras que los pabellones de Domènech se reha-bilitaron para dar acogida a institu-ciones que trabajan en los ámbitos de la sostenibilidad, la salud y la educación. Un centro para la cultura. En 1905, una vez recogidos los fon-dos necesarios mediante una sus-cripción popular, daban comienzo las obras para construir el Palau de la Música, que serviría de sede para el Orfeó Català. Tiene una fachada angular, en esquina a dos Lluís Domènech i Montaner / cultura