Hotel Alhambra Palace / edificios con historia El 1942, tras la puesta a punto encargada por Rodolfo Lussnigg, el Alhambra Palace reabrió sus puertas y vol-vieron los ilustres visitantes, tal y como se refleja en su libro de huéspedes. En él figuran miembros de la realeza mundial, presidentes de gobiernos y primeros ministros, deportistas, escritores, músicos, actores y actrices inter-nacionales o grandes personalidades como el Dalai Lama o Stephen Hawking. Las reformas. Para seguir en lo más alto en cuanto a es-tándares de calidad se refiere, el hotel ha sufrido varias reformas. Tal vez la más importantes sea la acometida en 2017 para conseguir la quinta estrella. Según se puede leer en el número 115 de la revista Alzada, editada por el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Granada, “el principal reto al que se enfrentaba este proyecto era la aproximación a través de un lenguaje con-temporáneo al carácter histórico del edificio. El motivo de esta intervención no era otro que poder reclasificar con cinco estrellas el Hotel Alhambra Palace, lo que suponía la adecuación de sus habitaciones, en diferente medida, a la normativa vigente, tanto en sus aspectos funciona-les como en los técnicos. En este sentido se ha realizado, ajustándose a los condicionantes del edificio, la interven-ción en todos los baños de las habitaciones, así como la remodelación general de la cuarta planta del hotel”. En ese proceso, el hotel pasó de 126 a 108 habitaciones, entre ellas cuatro nuevas suites y seis deluxe, además de acondicionar el acceso al hotel y reformar totalmente los sistemas de seguridad y electricidad, reduciendo también las emisiones contaminantes un 50%. Aparte de su belleza y su alto confort, el Alhambra Palace tiene otro gran atractivo: su terraza, desde la que poder contemplar el amanecer sobre los tejados grana-dinos, el atardecer de Sierra Nevada y, cómo no, el gran palacio nazarí. Un lugar en el que se comprenden a la per-fección los versos del mexicano Francisco de Icaza: “Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada”. • Fotos cedidas por Hotel Alhambra Palace Para que los abundantes elementos decorativos estuvieran siempre en perfecto estado, el hotel se dotó de su propio taller de yesería