y hastiales triangulares, que posteriormente se utilizó con fines residenciales y adminis-trativos. En 1892, y bajo la dirección de los arquitectos locales Ernst Sommerschuh y Gustav Rumpel, la Blockhaus vuelve a ampliarse con un piso más. Durante la Segunda Gue-rra Mundial, los bombardeos sobre Dresde dejaron un ras-tro de destrucción en su patri-monio inmobiliario. A causa de las bombas y los incendios, apenas quedan construcciones en pie. Y la Blockhaus no fue una excepción, permaneciendo en ruinas durante 35 años. Entre 1978 y 1982, el edificio se reconstruyó para albergar la Casa de la Amistad Germano-Soviética. Mien-tras que, en el exterior, se devolvió el aspecto original que tenían las fachadas antes de la ampliación realizada en 1892, al interior se le dotó de varios espacios diferen-ciados, entre los que destacaron el salón de baile, el club y el restaurante. En 1994, tras la reunificación alemana, el Gobierno federal vendió la Blockhaus al estado de Sa-jonia, convirtiéndola en sede de diversos organismos re-gionales. En el verano de 2013, las inundaciones acaecidas en el este y sur de Alemania provocaron grandes daños a la Blockhaus, obligando a clausurar definitivamente el sa-lón de baile, el club y el restaurante, que todavía seguían abiertos. Ahora, gracias a la donación de Egidio Marzona, este edificio barroco vuelve a recuperar el protagonismo, en una zona central de la ciudad, muy cerca de otras edifi-caciones históricas como el Palacio Zwinger, el Museo Albertinum, el Palacio Japonés o el Jägerhof, uno de los edificios más antiguos de Dresde y que hoy alberga el Museo de Arte Popular Sajón. • Archivo de las vanguardias / internacional uso público De acuartelamiento a museo, el edificio ha tenido varios usos, todos públicos, a lo largo de su existencia. © Artokoloro / Alamy Stock Photo