En España, la presencia de la mujer en la universidad es un hecho consolidado. Según el ranking CYD, el 56% del alumnado es femenino. Sin embargo, este porcentaje desciende notablemente en las carreras STEM –Science, Technology, Engineering and Mathematics (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)–, donde las tituladas suponen solamente un 36% del total. La falta de vocaciones –tan solo el 0,7% las adoles-centes muestra interés por estudiar una carrera de “cien-cias”– y de ejemplos a seguir desincentivan el interés de las alumnas más jóvenes por disciplinas con amplia pro-yección de futuro, como las ingenierías, la arquitectura o la Arquitectura Técnica. Según datos del Análisis de la pre-sencia de la mujer en la Arquitectura Técnica, elaborado por la empresa GAD3 para el Consejo General de la Arqui-tectura Técnica de España (CGATE), aunque la evolución en el número de colegiadas ha sido altamente positiva, el dato sigue siendo muy bajo si lo comparamos con sus compañeros varones: el 21% de colegidas frente al 79%. “Somos muy tomasianos: necesitamos ver para creer y, posiblemente, tocar para creer. Necesitamos referentes claros capaces de atraer el talento y despertar el interés de las niñas en el campo de las ciencias”, afirmaba Alfredo Sanz, presidente del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España, CGATE, durante la presentación del segundo encuentro Mujeres en la Arquitectura Técnica: corresponsabilidad y conciliación en el ámbito de la pro- De izquierda a derecha, Onelia Nóbrega, Mercedes del Río, Alfredo Sanz Corma y Elisa McCausland, participantes de este encuentro de Mujeres en la Arquitectura Técnica, organi-zado por el CGATE en el marco de las actividades del Observa-torio de Género e Igualdad por el Día Internacional de la Mujer. CGATE / pROFESIÓN