edificios con historia / Piscinas propuesta minimalista Setouchi Aonagi, realizada por Tadao Ando en Japón. su país: una propuesta minimalista que se une al mar de Seto. Lucien Pollet, allá por los Roaring Twenties del siglo pasado, diseñó la exquisita piscina Molitor de París, en el estilo imperante en la época, el art déco. Años después de ser inaugurada por el mismísimo Tarzán Weissmüller, vio cómo entraba en la ruina, hasta que una cadena hotelera la recuperó. Peor suerte ha corrido otra maravilla de esta arquitectura del agua, la mítica Piscina Club Stella, cuyo proyecto inicial se debe a Fermín Moscoso del Prado, en-cargado de las obras entre 1945 y 1947, mientras que su ampliación, en 1952, se confió a Luis Gutiérrez Soto. Un ejemplo de arquitectura racionalista, hoy sin actividad, pero en la que surcaron las aguas y disfrutaron del sol Xavier Cugat o Ava Gardner. Hay otras piscinas que nos hacen soñar con tiempos pasados, como la del Club Marshall Street de Londres, que acoge un edificio de los años treinta y está abierta al público que puede darse un chapuzón en un complejo de-portivo espléndidamente conservado, con sus suelos de mármol originales. O también las hay que nos llevan a ima-ginar riquezas y lujos absolutos vedados para el común de los mortales, como la Neptune Pool del Castillo Hearst, en San Simeón (California), construida por el magnate de la prensa William Randolph Hearst en 1919, y que inspiró a Orson Welles para ambientar su Ciudadano Kane. Un escenario de ficción. Cineastas y escritores tam-poco han podido escapar a la fascinación por las piscinas y los personajes que pululan en torno a ellas. “Hay que tener en cuenta que son un verdadero caramelo para la ficción, ya que puedes llenarlas con seducción, muerte, sexo, juego, familias… ¡Con todo lo que quieras!”, matiza la experta. “Resultan un escenario ideal en el que pueden pasar muchas cosas; además de su propia plasticidad, conocida y explotada por unos y otros”. Muchos autores han centrado sus tramas en ellas. Por ejemplo, Agatha Christie, que puso a trabajar las “pequeñas células gri-ses” de Hercule Poirot en Sangre en la piscina (Editorial Planeta); Herman Koch nos mostró, en Casa de verano con piscina (Salamandra), un lienzo de falsedades sociales y desencuentros familiares, o la fotógrafa María Svarbova retrató, en Swimming Pool (New Heroes & Pionners Publi-shers), la geometría de las piscinas soviéticas, imágenes que dieron pie a Josep Font para diseñar una de sus co-lecciones de moda para la ya extinta firma Delpozo. Con todo, sentimos predilección por El nadador, un relato de John Cheever que fue llevado al cine por Frank Perry y Sidney Pollack, donde se narra la peripecia de un hombre que, vestido solo con un bañador, recorre la periferia de una ciudad, de piscina en piscina hasta llegar a su casa. O El gran Gatsby, novela de Scott Fitzgerald protagonizada por un misterioso nuevo rico al que, por cierto, dio vida Robert Redford en una versión cinematográfica a cargo de Jack Clayton y Francis Ford Coppola. Otros bellos ros-tros (y cuerpos), los de Alain Delon, Romy Schneider y Jane Birkin, subieron las temperaturas en La piscina, un thriller psicológico de Jacques Deray que, años después, tuvo su remake a las órdenes de François Ozon. La piscina del futuro. Pasará el tiempo, las modas y cos-tumbres, pero nuestros veranos seguirán siendo más benévolos si tenemos cerca una piscina. Al aire libre, en plena naturaleza, como la de Bondi Beach, en Sídney (Aus-tralia), construida sobre piedra al borde del mar; en me-dio de la ciudad, como la Sky Pool de Embassy Gardens, situada en la azotea que separa dos edificios en Londres… Ahora bien, ¿cómo será la piscina del futuro? Anabel Vázquez lo tiene muy claro: “Creo que, más que hacia la propia forma, la evolución va más hacia la filtración y reu-tilización del agua. Es cierto que ahora hay muchas infinity pools y que se juega más con los límites del propio espacio contenedor. Ahora bien, cada vez hay más piscinas natura-les, porque el futuro va por ahí, por un cruce entre piscina y lago, donde manda la sostenibilidad y el buen uso de los recursos, incluidos los materiales de construcción. Diga-mos que cada vez van a ser más parecidas a la naturaleza, se van a fundir con ella y van a resultar menos artificiales y artificiosas”. • © By Irisokcs9562 - Own work, CC BY-SA 4.0