MUSAAT / pROFESIÓN Problemáticas habituales Las condiciones higrotérmicas de una fachada pueden verse afectadas por varios aspectos que se repiten en bastantes ocasiones y que dan lugar a problemáticas de diversa índole, como son: - La falta de continuidad del aislamiento. - Forma de resolución inadecuada de los puentes térmicos. - Selección incorrecta del tipo de aislante. - Insuficiente ventilación de las cámaras (en aque-llas situaciones en que esté prevista). - Drenaje-evacuación incorrecto o inexistente de la cámara (si es que estuviera considerado). - Utilización de materiales demasiado permeables. - Filtraciones debidas a la entrada del agua por se-llados ineficaces, etc. - No adecuación del proyecto a las exigencias térmi-cas legales. - Diseño de edificios con exceso consumo y deman-da energética. Lesiones y deficiencias Es más difícil visualizar lesiones o patologías relacio-nadas de manera directa con los aislamientos térmicos que con otros elementos constructivos o materiales de construcción. Cuando una impermeabilización falla, por ejemplo, sus consecuencias son inmediatamente perci-bidas, dado que el agua suele ser un signo alarmante que evidencia un problema; con los aislantes, esto no es así. De esta manera, una vivienda insuficientemente ais-lada no presenta daños fácilmente perceptibles por el usuario, por ello, cuando llega el invierno, este lo resuel-ve con más tiempo e intensidad de calefacción y, por el contrario, cuando llega el verano, con más refrigeración. Además, los usuarios esta situación no la han asociado tradicionalmente a una carencia edificatoria, sino a la mayor severidad o no de la climatología reinante, razón por la que hay muy pocas demandas relacionadas con este aspecto. Quizás en las situaciones donde se presenta una falta de uniformidad en el aislamiento de la envolvente (‘ais-lamiento diferencial’, donde existen zonas opacas poco ais-ladas próximas a carpinterías aislantes, o viceversa, huecos poco estancos con entrada directa de aire exterior, etc.) es donde más pueden darse manifestaciones que ponen en evidencia esas deficiencias: la existencia de ‘zonas frías’, humedades de condensación, moho… Sin embargo, en los últimos años, debido a una ma-yor sensibilidad mundial en la que se aboga por una re-ducción de las emisiones de CO2 y una mayor eficiencia energética del parque inmobiliario, así como por la pro-liferación de convenios y tratados, ha cambiado ese pa-radigma y la población ha pasado a ser más exigente en esta faceta. Fruto de esa nueva visión, España se com-prometió a unas mayores prestaciones con la aparición del Código Técnico de la Edificación (CTE) en 2006, que ha venido a completarse y afianzarse con la inclusión en el mismo del Documento DB-HE-0 y otros cambios en el DB-HE-1. El citado cambio normativo ha incrementado de ma-nera significativa la exigencia para la protección térmica de los edificios, llegando a duplicarla para los ya existen-tes e incluso triplicar dicha exigencia para los de nueva construcción, según las zonas o áreas en que estemos. Así pues, el reto en los próximos años será conseguir di-cho objetivo, momento en el cual, muy probablemente, se vean disminuidas también las deficiencias y carencias de aislamiento que ahora nos caracterizan. En definitiva, el panorama actual y futuro de las vi-viendas en relación con el aislamiento y la demanda energética es muy diferente del que hemos tenido hasta hace relativamente poco. En este sentido, la implemen-tación de la Directiva de Eficiencia Energética, la certifi-cación energética de los edificios y los últimos cambios introducidos en el CTE/HE harán que la calidad y efica-cia del parque edificatorio sea muy diferente dentro de unos lustros.