ludable), los arquitectos han hecho de ellas el banco de pruebas idóneo para desplegar su talento creativo. “Aman estos proyectos porque son un auténtico desafío”, dice la autora de Piscinosofía. “Hacer una piscina tiene normas y restricciones muy marcadas, y esos límites son retos para los arquitectos. Además, son como la guinda del pastel de la construcción, un elemento formalmente bastante agradecido”. Esto ha hecho que grandes nombres de la arquitectura y el arte contemporáneos hayan firmado al-gunas de las piscinas más legendarias del planeta. Como César Manrique, con los espectaculares Jameos del Agua o la pileta de su propia Fundación, que se funden con la exuberante belleza de Lanzarote. O las ideadas por el portugués Álvaro Siza, entre las que destaca la Piscina das Marés, en Oporto: una joya de agua salada que, como las de Manrique, se integran a la perfección con el paisaje. El japonés Tadao Ando hizo lo propio en Setouchi Aonagi en Piscinas / edificios con historia Ayer y hoy Bajo estas líneas, Piscina Club Stella, una joya arquitectónica en Madrid, Club Marshall Street de Londres, piscina infinita del hotel Marina Bay Sands, en Singapur y la piscina de Embassy Gardens, en Londres, construida con material acrílico transparente.