MUSAAT / pROFESIÓN confluencia de varios factores, los cuales pueden ser: a) Uso inadecuado de la vivienda o diferente uso al previsto en el proyecto del edificio; por ejemplo: • Los dormitorios no se ventilan o se ventilan poco, por lo que la humedad interior se incrementa con el paso de los días, llegándose a valores superiores a los reco-mendados. • Las costumbres de los usuarios han evolucionado hacia la ocupación temporal de sus hogares, lo que hace que, después de estar la vivienda vacía casi todo el día, al llegar a casa se coloque la caldera a máxima potencia, provocando un salto térmico importante y en poco pe-riodo de tiempo. • Concentración de tareas productoras de mucha humedad en el interior1 (ducha, cocina, lavado, plancha-do…), que incrementan a la propia de la respiración de personas y plantas. b) La mejora de las carpinterías ha aumentado la es-tanqueidad y ha llegado a eliminar la renovación no cons-ciente del aire de las estancias. c) La existencia de puentes térmicos y/o zonas frías, especialmente cuando mejor aislado esté el edificio en ge-neral, y se den condiciones de humedad interior elevada o de choque térmico. (1) Emisión de humedad por cada hora (en gramos): persona en reposo: 30 g; persona con actividad ligera: 60 g; centrifugación de ropa: 200 g; lavado de ropa: 300 g; ropa empapada: 500 g; cocinar: 1.000 g; ducha: 2.600 g. Por otra parte, una familia de tres personas puede generar en un solo día unos 12 litros de humedad. Los requerimientos normativos para los proyectos actuales vienen a resolver estas problemáticas: la limi-tación de la demanda y el consumo energético (HE-0 y HE-1) exigen la reducción e incluso la anulación de los puentes térmicos tradicionales. Adicionalmente, existe la exigencia de conseguir un aire interior libre de conta-minantes (HS-3), que se incrementa con la necesidad de prescribir la renovación continua del aire interior, por lo que las condensaciones dejan de producirse, pues se eli-minan las zonas frías y se ventila suficientemente. Pen-sando también en la optimización de la energía consumi-da, se hace necesario considerar recuperadores de calor en las aberturas de extracción. Reseñar, de igual modo, que la buena elección, cál-culo y colocación de los materiales aislantes que se in-corporen a la envolvente térmica de los edificios puede ayudar de manera decisiva a la menor utilización de los equipos de climatización o a que el número y disposición de estos sea inferior; en casos específicos y en ciertas zonas climáticas, puede hacer incluso que estos equipos puedan llegar a no ser necesarios. • Aspectos sobre el diseño y ejecución Tradicionalmente, no ha existido mucho esmero a la hora de colocar los aislantes en obra. No son inhabituales las disposiciones discontinuas, heterogéneas y no aplicadas a toda la superficie; esto trae consigo que, aunque dichos aislantes sean buenos, el aislamiento general no lo sea. La simple caída de los paneles en algunos tramos de las fachadas hace que la capa térmica no sea continua, ob-teniéndose un trasdós frío en lugar de caliente; esto es, el flujo térmico es alterno y diferente al que se proyectó. La existencia de situaciones como la anteriormente descrita hace que se desaproveche el aislamiento y que, al final, tengamos un volumen de aire frío por delante del aislante y un volumen frío por detrás. Por esta razón, es recomendable utilizar sistemas de fijación y puesta en obra lo más estandarizados posibles, además de cumplir con las disposiciones previstas en el proyecto. En relación al proyecto, las formas de prescripción y cálculo de los aislamientos han ido cambiando según iban evolucionando las normativas que la rigen. De he-cho, en ciertas ubicaciones deberemos obtener espeso-res dobles de los que hasta no hace mucho colocábamos en las obras. Actualmente, el proyecto de obra nueva o de rehabilitación integral no se limita a la justificación del cumplimiento de cada elemento componente, además es imprescindible verificar las prestaciones higrotérmi-cas del edificio mediante la simulación energética de un modelo similar al edificio final, debiendo conseguir una demanda global (HE-1) y un consumo energético (HE-0) inferior al establecido según la zona climática y el ta-maño del edificio. Por lo anterior, ahora el diseño previo debe tener muy presentes factores como la orientación, los obstáculos remotos, la uniformidad de aislamiento en la envolvente, el control de las infiltraciones, etc. Alcanzado el momento de la ejecución en obra, debe-ríamos comprobar solo que la sucesión de capas previs-tas en proyecto se cumple. Así, el control de la ejecución deberá velar por que la envolvente definitiva se ajuste estrictamente a la definida en la simulación energética realizada en el proyecto, en cuanto a la organización y compatibilidad de las capas aislantes indicadas para el interior del cerramiento, colocación de las protecciones necesarias, verificación de la capacidad aislante y espe-sores, así como la comprobación del uso de las fijaciones recomendadas por el proveedor. • Mapa conceptual de las propiedades de los materiales térmico-aislantes (Figura 3)