DESENCANTO Por MARÍA VILLAMAYOR EL RELATO María Villamayor (València, 1963) se dio a conocer en 2006 con El embrujo de Alhambra. Su último libro –Lienzo de sangre (Planeta)– es la tercera parte de una saga que inició en 2012 con Las doce llaves. Seguir leyendo DigitalVision Vectors/Getty Images En estos dos últimos años el tren se había convertido indispensa-ble en mi día a día. Siempre de estación en estación. Al principio me pareció una montaña rusa con tanto vaivén de maletas, con tanto horario que no admitía retrasos, pero ahora disfrutaba del trayecto estudiando el comportamiento de las diferentes personas con las que me encontraba a diario. A veces, incluso me atrevía a imaginar la vida de alguna de ellas anotando en mi inseparable libreta retazos de pensamientos que no quería olvidar y que luego me daban pie para el inicio de una nueva historia. Cerré el libro que estaba leyendo y lo dejé sobre la pequeña mesa que me separaba de la pareja que estaba sentada enfrente. Los observé y sonreí admirando su juventud y añorando los años pasados que no iban a volver. Sin embargo, lo que realmente me llamó la atención fue que desde que habían subido en la última estación, hacía más de una hora, sus manos no se habían separado ni un instante, como si una cinta de seda invisible las mantuviera atadas. Hipnotizada por ese aura de felicidad, aprecié la ternura de sus gestos, de sus miradas, de sus roces y susurros. Su burbuja, aislada del resto del vagón y palpable a metros de distancia, contenía la magia del amor; tierno y frágil a partes iguales. Abrí las cortinas de la ventana, que me habían protegido de los rabiosos rayos del sol, para disimular mi evidente desca-ro, y me centré en admirar los campos de trigo. La silueta de la pareja se reflejó en el cristal y percibí con emoción su abrazo. Inevitablemente recordé la inocencia de mi primer amor, de aque-llos furtivos besos de adolescente en los pasillos del instituto. Un fugaz pensamiento invadió mi mente. Saqué mi libreta y mi pluma del bolso y anoté: “Su latente juventud estaba atrapada en un aura de amor incon-dicional, tan inmaculado, que nadie en su sano juicio se hubiera atrevido a resquebrajar. Inexplicablemente en lo más profundo de sus ojos algo parecía enturbiar ese amor, era como un atisbo de resignación, como el preludio de algo trágico”. Detuve mis anotaciones al ver que la pareja se levantaba. Curiosa, los seguí levantando el cuello más de lo normal hasta que los perdí por el pasillo. Guardé mi libreta de notas y retomé la lec-tura. Había perdido la noción del tiempo cuando los vi regresar a sus asientos. Ella se había retocado el carmín de los labios y llevaba un botón desabrochado de la camisa dejando entrever sus turgentes pechos. Al mirarles a los ojos percibí una sombra de tristeza que me descolocó. Una voz femenina anunció por megafonía el final del viaje. Miré el reloj y pensé: puntual como siempre. Mientras recogía mis cosas vi cómo la pareja se abrazaba y susurraba emocionada. Me levanté para coger la maleta con un nudo en la garganta. Los demás viajeros se pusieron en pie. Avancé por el pasillo, des-pacio, sin perder de vista a la pareja de jóvenes que tanto me había impresionado. Al bajar del vagón decidí seguir mi camino. Me detuve en seco al ver que el joven me adelantaba con paso ligero. Iba solo. Rápidamente me giré buscando a la dulce joven, cuyos ojos con incipientes lágrimas se habían grabado en mi memoria. Me quedé boquiabierta. Mi sorpresa fue mayúscula al verla abra-zada a un hombre, con aire aristocrático, que le doblaba la edad. Pensé que sería su padre, aunque un beso en la boca y las caricias en sus mejillas que él le dedicó esfumó mis erróneas conjeturas. Me quedé sin aliento cuando la pareja pasó por mi lado. El hombre la cubría por los hombros con uno de sus brazos y con el otro tiraba de la maleta. A pocos metros de distancia se encontraba el joven, cabizbajo y con las manos metidas dentro de los bolsillos del pantalón. La pareja pasó delante de él como si fuera un extra-ño. Clavé mis ojos en el joven, y jamás olvidaré la dolorosa expre-sión de desencanto.