21 Informe económico y financiero #29 | Firma Invitada consumo de energía y horas trabajadas. Chetty et al. (2020) han creado un rastreador para medir la actividad económica a muy alta frecuencia en Estados Unidos. Utilizan información económica anónima de empresas privadas para medir el gasto de los consumidores (transacciones con tarjeta de Affinity Solutions); cambio en la apertura de pequeñas empresas (negocios que realizan transacciones en un día determinado desde Womply); tiempo en el trabajo (datos GPS proporcionados por Google); y horas trabajadas en pequeñas empresas (proporcionadas por Homebase). El interés de esta iniciativa, además de la capacidad de los datos para realizar un seguimiento de la actividad con muy alta frecuencia, es la colaboración entre investigadores universitarios y empresas privadas. La gran cantidad de datos de que disponen los bancos proporcionan una enorme oportunidad para el análisis económico. Los datos sobre transacciones con tarjetas de crédito/débito tienen cierta tradición como indicador de alta frecuencia del gasto de los consumidores. El BCE ya utilizaba esta información en la desaceleración económica causada por el pinchazo de la burbuja tecnológica en 2001. Ante la solicitud de la Reserva Federal de realizar una segunda bajada coordinada de los tipos de interés, el BCE argumentó que el consumo ya se estaba recuperando, según los datos de las tarjetas, y no accedió a la reducción adicional de los tipos de interés. La utilización de esta información se ha generalizado especialmente desde el estallido de la COVID-19. En España, CaixaBank Research ha publicado durante la pandemia unas notas semanales que analizan el uso de tarjetas de crédito en TPV, transacciones online y retiros de efectivo para estimar el impacto de las medidas de confinamiento en el consumo. Carvalho et al. (2020) también utilizan las transacciones con tarjeta de crédito reportadas por TPV del BBVA (1.300 millones de transacciones) para medir la evolución del consumo global y por categorías. Este tipo de información también es explotada habitualmente por otros bancos como Abanca (Observatorio Abanca por IESIDE) o el Banco de Sabadell (Pulso). El Banco de España también ha utilizado las TPV para realizar un seguimiento del gasto durante la pandemia (González et al. 2020). En general, los datos de tarjetas de pago y cuentas bancarias de aplicaciones de gestión de finanzas personales o bancos son muy útiles para la investigación económica. Proporcionan un análisis de alta frecuencia que capturan cambios en el comportamiento de los consumidores o el efecto de las políticas públicas, lo que permite afinarlos en el caso de una crisis de rápida propagación como la COVID-19. Las cuentas bancarias brindan también información que permite analizar la heterogeneidad de las respuestas de los individuos por características demográficas (por ejemplo, la edad), tipo de gasto, nivel de renta, saldo de las cuentas, etc. Además, se trata de datos precisos y de alta calidad que no sufren los sesgos de recolección y los errores de medición que afectan a los datos basados en encuestas, especialmente cuando se solicitan datos de ingresos o se requieren anotaciones de gastos por días. Asimismo, los datos de las cuentas vinculadas, como los que generan los sitios web y las aplicaciones de gestión personal, proporcionan, por lo general, una visión más completa de las finanzas de los usuarios que las cuentas de un solo banco. En los últimos años, y más intensamente desde el inicio de la pandemia, la investigación económica ha utilizado con creciente frecuencia microdatos bancarios para profundizar en aspectos económicos más allá del mero seguimiento del gasto de los consumidores. Datos bancarios y teoría económica Los primeros estudios utilizando microdatos bancarios se centraron en contrastar la teoría de la renta permanente según la cual los consumidores deberían reaccionar con mayor gasto solo ante cambios de su renta permanente (por ejemplo, un aumento salarial permanente). Esto quiere decir que el consumo de un individuo debería tener una evolución muy suave. Gelman et al. (2015) utilizan datos diarios de la aplicación de agregación de cuentas financieras Check para estudiar la hipótesis de la renta permanente encontrando un exceso de sensibilidad del consumo al ingreso: alrededor del período de recepción de cheques y pagos de la Seguridad Social hay un gran aumento en el consumo. Esto sucede tanto para el gasto total, como para el gasto no recurrente y el gasto no esencial (como comida rápida y cafeterías) lo que implica que la teoría no funciona. Olaffson et al. (2018) también estudian la teoría de la renta permanente utilizando datos Meniga, una fintech de Islandia. Los resultados muestran, coincidiendo con Gelman et al. (2015), una respuesta significativa en el día de pago que es robusta para todas las categorías de ingresos y gastos. Tras el comienzo de la pandemia los microdatos bancarios se han utilizado para hacer el seguimiento de la economía y la evaluación del impacto de las políticas adoptadas para hacerle frente. Los datos sobre transacciones con tarjetas de crédito/débito son un indicador de alta frecuencia del gasto de los consumidores. La utilización de esta información se ha generalizado especialmente desde el estallido de la pandemia. La información que proporcionan las cuentas bancarias son datos precisos y de alta calidad que no sufren los sesgos de recolección y los errores de medición que afectan a los datos basados en encuestas.