14 Informe económico y financiero #29 | Nota de coyuntura El objetivo debe de ser ofrecer todo el apoyo necesario y de la forma más rápida posible a las empresas viables, pero con problemas de solvencia, y evitar, en la medida de lo posible, canalizar recursos (escasos) a empresas inviables. Finalmente, para lograr el éxito en la implementación es importante avanzar en la construcción de amplios consensos, tanto a nivel nacional como territorial. En lo que se refiere al ámbito territorial, por razones prácticas, es necesaria una adecuada coordinación con todas las administraciones que disponen de una amplia experiencia en la implementación de fondos europeos y serán responsables de una buena parte de la ejecución del Plan. Apoyo al tejido productivo Tras haberse evitado una crisis de liquidez en las primeras fases de la pandemia, a través de las medidas de sostenimiento de rentas y de provisión de créditos y avales al tejido empresarial, nos encontramos en una situación en la que, habiéndose prolongado más de lo esperado, la crisis de la COVID-19 ha golpeado duramente a todo el sector empresarial. Así, la imposibilidad de muchos negocios para ejercer su actividad durante el confinamiento o bajo las restricciones posteriores tuvieron un fuerte impacto negativo en los beneficios, incrementaron la deuda empresarial y acercaron a muchas empresas al borde de la quiebra. Las pymes, dominantes en el tejido empresarial español, han sido las más afectadas: por una parte, disponen de menor colchón de liquidez; por otra, son (aún más) predominantes en el sector más golpeado por la pandemia, el de la hostelería, la restauración y el ocio. Según los datos del Banco de España, el porcentaje de empresas vulnerables, definidas como aquellas donde las deudas suponen más de un 75% del activo neto, han pasado de un 14% sobre el total en 2019 a más de un 20% en 2020. La situación, es especialmente desigual si desagregamos por tamaño y por sector. Como ya hemos visto, los últimos datos que tenemos de cierre del 2020 del Banco de España indican que las empresas de más de 50 trabajadores han mejorado en empleo y facturación, mientras que las pequeñas han caído en ambas. Y mientras algunos sectores (agricultura) han mejorado su posición respecto al año 2019, otros han sufrido caídas de más del 50% como la hostelería o la restauración: la situación es especialmente dramática en el sector hostelero, donde el porcentaje de empresas vulnerables ha pasado de un 19% a más de un 42%. Llegados a este punto, conviene recordar una de las principales diferencias de esta crisis con otras anteriores: la reacción rápida de política económica y monetaria ha permitido que los bancos siguieran prestando, habiendo sido clave la intervención del BCE con su programa de compras de emergencia para la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), además de las garantías del Gobierno. Así, hasta el momento, las tasas de insolvencia corporativa han sido bajas debido al apoyo fiscal del Gobierno, el bloqueo de las quiebras gracias a la moratoria concursal y los colchones de efectivo de las empresas. El reto de política económica en los próximos meses será afinar las medidas de política económica para evitar la pérdida de tejido productivo a medida que se vayan retirando de forma progresiva las ayudas para permitir el necesario reajuste de recursos en la economía. En lo que se refiere a las ayudas a empresas, el objetivo debe de ser ofrecer todo el apoyo necesario y de la forma más rápida posible a las empresas viables, pero con problemas de solvencia, y evitar, en la medida de lo posible, canalizar recursos (escasos) a empresas inviables.