10 Informe económico y financiero #29 | Nota de coyuntura El FMI propone una serie de indicadores para determinar si los problemas de una empresa son de liquidez, de solvencia o de viabilidad. Si bien el apoyo a las personas que quedan temporalmente en desempleo podrá reducirse, deberían mantenerse los programas de formación continuada y recapacitación para facilitar que las personas cuyo puesto de trabajo ha desaparecido de forma permanente puedan encontrar empleo en sectores distintos y más productivos. La interrupción de la escolarización ha sido especialmente grave en los países en desarrollo y en las zonas con menos ingresos de los países avanzados. Esto puede afectar muy negativamente la acumulación de capital humano y perjudicar la equidad y el crecimiento a medio plazo. En estos casos será necesario aumentar el gasto en educación y en la provisión de las infraestructuras necesarias para evitar el incremento de desigualdades sociales entre países y grupos sociales. Aunque los efectos a medio plazo de la presente recesión se prevén algo menores que los de la anterior recesión generada por la crisis financiera global de 2008, el impacto es importante. A cinco años vista, se espera que la economía global tendrá una producción inferior en un 3% a lo previsto antes del inicio de la pandemia. Esto es menos de lo sucedido tras la crisis financiera de 2008, cuando la pérdida de producción, a los cinco años, fue del 10%. Pero estas mejores cifras se deben a la mejor evolución de las economías desarrolladas (que en un horizonte de cinco años pierden un 1% de su producción potencial) y de las grandes economías emergentes. Para el resto de las economías emergentes y en desarrollo la pérdida es mayor, un 4,5% de su producción potencial, debido a la menor capacidad de respuesta en términos de política económica. Las economías con menos ingresos experimentarán un impacto mayor que en la anterior crisis y perderán un 6% del PIB potencial. En general, todas las políticas que favorezcan el crecimiento a medio plazo y la igualdad contribuirán a reducir las posibles cicatrices de la crisis. La construcción de infraestructuras para facilitar la transición a una economía con una menor dependencia del carbono, el aumento del gasto en investigación, y la inversión en educación y formación son opciones válidas para muchos países. La deuda empresarial El sector empresarial ha sido fuertemente golpeado por la crisis. Aunque se dan importantes diferencias entre sectores, muchas empresas saldrán de esta crisis más endeudadas, con unas menores expectativas de ingresos y, en algunos casos, requiriendo aún de la ayuda de la política económica. Durante la pandemia, la política monetaria ha mantenido unos costes de financiación muy bajos, evitando muchas quiebras empresariales, pero al iniciarse la recuperación un porcentaje de empresas siguen en dificultades. Muchas grandes empresas, con acceso al mercado de capitales, han aprovechado las buenas condiciones financieras para mejorar el estado de sus balances. Las emisiones de deuda corporativa han aumentado hasta niveles históricamente altos y las grandes empresas han aprovechado estas emisiones para aumentar sus reservas de liquidez. Para hacer frente a posibles problemas de solvencia han mejorado su posición patrimonial, emitiendo acciones en un momento en que los índices bursátiles han alcanzado niveles muy elevados. Por su parte, las pequeñas y medianas empresas han sorteado las dificultades mediante el recurso al crédito, aprovechando los tipos de interés muy bajos. Sin embargo, las condiciones financieras favorables han aumentado el endeudamiento empresarial, que ya era elevado antes de la crisis, hasta niveles que pueden poner en peligro el crecimiento económico a medio plazo. Pequeños aumentos de los tipos de interés pueden dificultar mucho el pago del servicio de la deuda a las empresas que aún tengan dificultades para generar ingresos. Como el espacio fiscal para seguir implementando políticas de ayuda a las empresas se está reduciendo, es necesario un buen diseño de estas ayudas. Con una retirada abrupta de las ayudas antes de la consolidación de la recuperación económica, se producirían insolvencias y quiebras empresariales, que destruirían empleo y podrían encarecer el crédito. Por otro lado, una extensión excesiva de las ayudas, con abundante liquidez disponible puede llevar a sostener de forma ineficiente empresas que han dejado de ser viables (las llamadas empresas zombie). Esto puede provocar una asignación ineficiente del crédito, un aumento excesivo de la deuda y pone en peligro la salud del sistema financiero y el crecimiento a medio plazo. Será necesario encontrar un punto medio. Para ello hay que establecer criterios para determinar si una empresa o sector es viable, sin dejar de lado algunas consideraciones de tipo estratégico. El sector privado, a través de los mercados de capitales, puede jugar un papel importante para determinar esta viabilidad, pero hay que tener en mente que muchas pequeñas y medianas empresas no tienen un buen acceso a estos mercados, o incluso algunas grandes empresas en los países en desarrollo. El FMI propone una serie de indicadores2 para determinar si los problemas de una empresa son de liquidez, de solvencia o de viabilidad, en función de la capacidad de una empresa de volver a generar beneficios en un periodo de tres años una vez iniciada la recuperación de la crisis económica. Estos indicadores permitirán tratar individualmente cada caso y poder concentrar las ayudas en empresas viables, evitando las ineficiencias. 2. Global Financial Stability Report, Chap. 1; pp 15-20; IMF, April 2021. Será necesario aumentar el gasto en educación y en la provisión de las infraestructuras necesarias para evitar el incremento de las desigualdades entre países y grupos sociales.