social y medioambiental. Trabajar la arquitectura desde el punto de vista de la consciencia es considerar que los edificios tienen algo más que aportar a las personas que una parte estética o una parte funcional, que pueden ayudar a que ese 90% del tiempo que pasamos dentro de ellos tenga un impacto en el interior de las personas, y también en el exterior”, explica Guillermo Horneros. Aspecto social. Cabe preguntarse si la construcción consciente, que apela al sentido común, puede dar res-puesta a una crisis social como la que se apunta con la subida de precio de los combustibles, que puede llevar a muchas personas a una situación de pobreza energética. “Por desgracia, las personas menos favorecidas son las que tienen carencias en sus viviendas relacionadas con la forma en la que están construidas. Y este movimiento puede ayudar a que, a través de una inversión en esas vi-viendas, se consiga una menor dependencia energética”, explica Óscar del Río. “La energía más barata es la que no se consume. Por eso, tenemos que empezar a utilizar este principio, aplicando soluciones globales a nuestro parque edificado en lugar de ir poniendo parches”. Tendencia / sector