Las crisis de identidad pueden presentarse a lo largo de toda nuestra vida, fruto, sobre todo, de cambios significativos y disruptivos como, por ejemplo, el fallecimiento de un ser querido, la separación de la pareja o un cambio drástico de cultura. No obstante, la crisis de identidad suele asociarse a la adolescencia, ya que ésta es una época de grandes incertidumbres en la que se está gestando el desarrollo de la personalidad. Durante esta etapa es importante que las y los adolescentes se sientan acompañados por los padres sin juzgarles y brindándoles todo el apoyo. Qué es una crisis de identidad Qué es una crisis de identidad Crisis de identidad en la adolescencia Crisis de identidad en la adolescencia Síntomas de una crisis de identidad Síntomas de una crisis de identidad Tratamiento Tratamiento POR TU SALUD Entendemos por crisis de identidad aquel momento de malestar emocional en que nos cuestionamos el sentido de nuestra propia exis-tencia, manifestando patrones de pensamiento que pueden suponer un impedimento en nues-tros quehaceres diarios. Este cuestionamiento y malestar vienen acompañados de grandes dudas, así como de un profundo sentimiento de vacío y de soledad. Las crisis de identidad suelen ser transitorias y forman parte de un proceso evolutivo necesario y deseable en que se forja nuestra personalidad, por lo que no es considerada como un trastorno ni tiene identidad diagnóstica. Si bien es cierto, en algunos casos pueden alargarse durante demasiado tiempo y, si no sabemos afrontarlas adecuadamente, pueden terminar afectando a nuestra salud psicológica. Este proceso, con el desequilibrio emocional que implica, suele resultar más problemático durante la adolescencia. Por un lado, la persona se está enfren-tando a una serie de cambios que trascienden el ámbito físico: los cambios psíquicos y/o emociona-les tienen una mayor relevancia y afectación, no solo a corto plazo, sino también a largo plazo. En este momento, el adolescente dirige su mirada hacia el exterior, tratando de definir su identidad dentro de una sociedad con mecanismos que debe conocer y en los que debe aprender a integrarse. Pero no solo esto dificulta el enfrentamiento a la crisis identitaria, también el hecho de que todavía carece de las herramientas necesarias para afron-tar esta crisis. Ayudarles en este proceso es de vital importancia, ya que, de no controlarse, puede deri-var en problemas más preocupantes, tales como el desarrollo de una fobia social, otros trastornos derivados de la ansiedad, trastornos alimenticios o incluso una depresión. Si bien es cierto que una crisis de identidad es completamente personal y cada uno lo experi-menta de forma distinta, existen una serie de síntomas comunes que podemos enumerar. Tal como veníamos comentando, el principal aspecto es la presencia intrusiva de pensamientos acerca de la propia existencia. El resto de la sintomato-logía dependerá de esta sensación de pérdida y malestar emocional. Recogemos a continuación los más habituales: Síntomas relacionados con la ansiedad. Sensación de pérdida de rumbo vital y desorien-tación. Sentimiento de vacío existencial. Astenia (debilidad generalizada que dificulta el realizar las tareas habituales). Tristeza o depresión. Dudas y dificultad para tomar decisiones, incluso las más sencillas. Desarrollo de inseguridades y falta de confianza personal. Ser víctima de comparaciones constantes. Desmotivación general. Inestabilidad emocional. Una crisis de identidad en la adolescencia no es ningún trastorno que deba preocuparnos, sino una etapa considerada normal en el proceso evo-lutivo de cada persona. Ahora bien, para que se dé de forma sana y evitar caer en patrones tóxi-cos, debemos brindar a nuestro hijo o hija un entorno de comprensión y apoyo incondicional, además de alentarle a descubrir cuáles son sus verdaderos intereses y a definir metas acordes a sus creencias e inquietudes. No obstante, si la crisis de identidad acarrea un malestar psicológico demasiado agudo o se pro-longa durante demasiado tiempo, es recomen-dable acudir a un profesional. El contacto con un psicólogo/a en un momento tan delicado como este le ayudará a adquirir técnicas para gestio-nar sus emociones, frustraciones y expectativas. En este sentido, las crisis de identidad son una buena oportunidad para trabajar el autodescu-brimiento y la introspección.