El doctor Ander Astobieta es un especialista de primer nivel. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco UPV/EHU en el año 1977 y Doctorado en 1992, el Dr. Astobieta fue jefe clínico del Servicio de Uro-logía del Hospital Galdakao-Usánsolo durante más de dos décadas, dedicándose desde 2010 en exclusiva a Urología Clínica Bilbao, equipo del que forma parte desde 2003. Antiguo profesor asociado de la Escuela de Enfermería de la Universidad del País Vasco desde 1980 al 2000, en 2017 fue, además, galardonado con un Top Doctors Award. EN PRIMERA PERSONA / NUESTROS PROFESIONALES «Lagun psikiatra batek beti galdetzen dit pazienteek besakatu nauten. Hori baita benetan merezi duen esker ona» A estas alturas de la vida y con una dilatada experiencia, Ander ha tomado la decisión de jubilarse. Se va, pero lo hace por la puerta grande, con la satisfacción del trabajo bien hecho y con un equipo ya formado. Un relevo intergeneracional del que se siente espe-cialmente orgulloso. «He cumplido 70 años, trabajando 5 más de lo previsto, porque estoy en un grupo en el que me encuentro a gusto y hay muy buen ambiente, pero ya iba siendo hora. 42 años de profesión llevo ya…». ¿Por qué se decantó por Medicina y eligió la especialidad de Urología? En mi familia no eran médicos y, curiosamente, yo lo que quería ser era piloto de aviación. Pero no quería irme a estudiar fuera de Bilbao. En los 70, cuando se acababa el pre-universitario, había que esco-ger ya la carrera y he de reconocer que elegí un poco por des-carte, por mi forma de ser. Ingeniero, desde luego, no podía ser; no tengo mentalidad para ello, algo que ha quedado más que probado a lo largo de los años. Estaba entonces de moda la serie Centro Médico, con el Dr. Gan-non al frente; una serie de cirujanos que duró de 1969 a 1976, justo los años en que decidí estudiar Medicina. Así que, a pesar de no tener familiares médicos, tenía idealizada la Medicina. Nos pasó a muchos. Allí nos fuimos todos juntos a la universidad de Lejona (así se llamaba entonces). El primer año nos matriculamos 1.000 o más, pero sólo terminamos la carrera unos 150 en los 6 años que nos correspondían. Selección natural. Una vez terminada la carrera tocaba ir a la mili y luego entrar por el MIR y hacer la elección. Para entonces ya tenía claro que que-ría escoger una especialidad médico- quirúrgica y tenía un amigo haciendo la residencia de Urología en Cruces. Le llamé para ver qué tal y estaba encantado. Yo estaba recién casado y quería que-darme en Bilbao. En la carrera habíamos dado muy poco de Uro-logía, pero durante la residencia aprendí mucho y con el paso de los años muchísimo más. Es una especialidad que, desde entonces, ha avanzado también una barbaridad, sobre todo gracias a la tec-nología. ¿Algún paciente que le haya marcado especialmente? Es mucho tiempo de profesión ya… Justo ahora acabo de des-pedirme de una paciente a la que llevo tratando desde hace 41 años. Parece mentira, pero la he visto desde que era residente en Cruces. Se te quedan muchos nombres. Hay pacientes de los que me acuerdo perfectamente, de manera especial de una paciente, María, que traté durante 18 años por un tumor de vejiga. Me siento satisfecho de haberle ayudado a que viviese muchos años. Si te pones a pensar en la cantidad de gente que has visto resulta vertiginoso. Te acuerdas de cosas buenas, de problemas graves, de vidas salvadas… Cuando uno se jubila la cantidad de gente agradecida es lo más importante…. Tengo, de hecho, un amigo psiquiatra que siempre me pregunta si me han dado abrazos. Ese es el reconocimiento que de verdad vale. ¿Cómo surge Urología Clínica Bilbao? En la década de los 80 elegí hacer Urología y allí me crucé con Gaspar Ibarluzea. Hicimos juntos los 5 años de residencia en Cru-ces. Acabamos la residencia y entramos en el Hospital de Gal-dakao en el 85. Allí montamos juntos el servicio de Urología. Gaspar tenía una consulta aparte con un afamado urólogo de Bilbao y yo monté mi propia consulta, pero nos seguíamos ayu-dando en quirófano. En 2003 se fundó Urología Clínica Bilbao. Me uní a los doctores Gaspar Ibarluzea y José Gregorio Pereira y más tarde se incorporó también el doctor Mikel Gamarra. Empezamos dando servicio en la policlínica San Antonio en 2004. En 2006 nos trasladamos a la clínica Virgen Blanca y ya en 2012, una vez terminadas las obras, a la clínica IMQ Zorrotzaurre. Llevamos aquí 11 años. Y lo que empezó con un equipo de 4 urólogos y 2 enfermeras, ahora es un equipo de 18 profesionales con 8 urólogos/as al frente. Ahora que Gaspar y yo nos jubilamos, Pereira y Gamarra se quedan con los más «jóvenes», que, en realidad, llevan ya también mucho tiempo con nosotros. Tenemos la suerte de contar con un relevo generacional fantástico. Y esto es muy importante. Se quedan con nosotros, no se van a la pública. Algo estaremos haciendo bien. Además, es una especialidad con mucha patología. Cada vez hay más gente mayor. Ganó el Top Doctor Awards en 2017, ¿algún otro hito que quiera destacar? Los pacientes curados y las cosas hechas para transmitir conoci-mientos son las que verdaderamente cuentan. No es tanto que te den un premio, sino lo que aportas. Prefiero que mi trayectoria profesional y mis logros hablen por mí. Para mí fue un éxito el Congreso Europeo de Urología Robó-tica que organizamos en 2015. El primero de esta magnitud que se organizaba desde una consulta privada y que tuvo un gran alcance. Habíamos organizado ya varias reuniones de urología, de cáncer de próstata, en 2009. Y hemos seguido organizando reuniones en la Clínica IMQ Zorrotzaurre hasta este año, una en febrero sobre los avances en Cáncer de Próstata y la última este mes de junio, con lo último de la Endourología y avances en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata. ¿Cuál considera que es el mayor avance en Urología de los últimos tiempos? Es una especialidad en la que se han dado muchos pasos. Cuando yo empecé prácticamente no existían los ecógrafos. Les teníamos que pedir a los ginecólogos en Cruces que, por favor, nos hicieran las ecografías. Poder realizarlas nosotros ha sido, sin duda, uno de los grandes avances. Los ecógrafos han ido evolucionando y hoy en día nos permiten hacer biopsias de próstata con mucha más seguridad y precisión. La litotricia extracorpórea, a finales de los 80, ha sido otro de los grandes hitos. Antes de su llegada había que operar los proble-mas causados por piedras. La litiasis se operaba, ahora se resuelve vía endoscópica. De hecho, Ibarluzea fue pionero en esta técnica y lo hace fantástico. Y es reconocido tanto a nivel nacional como internacional. Además, todo el material que se utiliza se ha redu-cido muchísimo en tamaño. No se opera por vía abierta. Ahora es mucho más rápido, sin heridas y la recuperación mucho mejor. La cirugía con robot Da Vinci, en 2006, trajo la magnificación de la imagen y evitar los temblores gracias al manejo del equipo. A estas alturas llevamos cerca de 2.000 pacientes intervenidos con el robot en la clínica Zorrotzaurre. El diagnóstico de cáncer de próstata también ha cambiado mucho. Antes, cuando el PSA (prueba del antígeno prostático) daba alto, se hacía una biopsia. Hoy en día se selecciona a los pacientes que la necesitan, se estratifica y se decide si es necesario tratarla. Hasta ahora había un sobrediagnóstico que derivaba en un sobre-tratamiento. En nuestro equipo hemos intentado siempre tratar a quien realmente lo necesita. Las pruebas genéticas y estudios aún han de evolucionar para poder seleccionar bien a los pacien-tes antes de tratarlos. ¿De qué se siente más orgulloso? Sin duda, del poso dejado en los pacientes agradecidos. Me han llegado a felicitar por mi jubilación con un «me alegro por usted, pero vaya faena». Hay que tomar una decisión y dejarlo. Eso sí, yo me voy con la tranquilidad de dejar un grupo competente y muy bien formado. También me siento orgulloso de haber colaborado en temas aca-démicos de urología aquí y a nivel internacional. Hemos conse-guido traer a Bilbao a urólogos reputados de Europa y Estados Unidos; al doctor Alberto Briganti de Milán, Mark Emberton de Londres, Xabier Cathelineau de París, Richard Gaston de Bur-deos, Vipul Patel de Estados Unidos… La verdad es que cuando uno ve el nivel y los nombres de los ponentes que han venido a nuestras reuniones se da cuenta de la importancia que han tenido estas. La organización de la reunión de cirugía robótica de la Asociación Europea de Urología, ERUS, aquí en Bilbao, en 2015, fue todo un hito. ¿Qué planes tiene para su jubilación? Me quedo en Bilbao, aunque haré escapadas de vez en cuando. Estoy muy viajado ya por mi trabajo. Tengo una maqueta de barco pendiente. Soy poco constante para estas cosas, pero en pandemia conseguí hacer una de tren. También quiero hacer ejercicio. De joven hacía natación. Quiero reto-mar el ejercicio en gimnasio. Y pasar más tiempo en casa. Disfrutar del día a día. Leer… historia antigua, Roma, Grecia, España, la his-toria medieval… es tan amplio todo lo que puedes estudiar y leer… ¿Ahora quién se queda al frente?, ¿a quién cede el testigo? A todo el equipo de Urología Clínica. La continuidad está asegu-rada.