mucho Cuidado con el sol La exposición directa y prolongada de la piel a la radiación solar puede tener efectos muy perjudiciales para la salud. Debido a que la radiación solar ultravioleta está relacionada con la aparición de los cánceres de piel más frecuentes, es esencial tomar medidas para evitar sus efectos nocivos. Es especialmente importante evitar las quemaduras solares durante la infancia ya que se relacionan con un aumento estadístico del melanoma en la edad adulta. Cáncer de piel DR. JAIME GONZÁLEZ DEL TÁNAGO. Dermatólogo del Centro Médico IMQ Barakaldo POR TU SALUD Debido a que la radiación solar ultravioleta está relacionada con la aparición de los cánceres de piel más frecuentes, es esencial tomar medidas para evitar sus efectos nocivos. Es especialmente importante evitar las quemaduras solares durante la infancia ya que se relacionan con un aumento estadístico del melanoma en la edad adulta. Para lograr este fin, se recomienda el uso de cre-mas fotoprotectoras de factor 50 o superior y de barreras físicas (camiseta, gorra, gafas de sol, etcétera). Además, se debe extremar la precaución en las horas centrales del día, cuando la radiación solar es más intensa. De igual modo, las personas de piel y ojos claros deben tener especial cuidado porque son más sensibles a la radiación ultravioleta y tienen un riesgo mayor de padecer cáncer de piel. En el caso de las personas con alopecia o sin cabello es muy reco-mendable el uso de gorra o sombrero desde que comienzan las primeras señales de calvicie, ya que aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel en esta localización. Autoexploración Es muy importante la autoexploración periódica de la piel. Una regla nemotécnica que nos puede ayudar es la de seguir el ABCDE de los melanomas. Éstas cinco letras nos recuerdan las cinco carac-terísticas básicas que pueden ayudar a distinguir un melanoma. La letra «A» corresponde a «asimétrico»: si la mitad de un lunar no coincide con la otra, es que es asimétrico. La letra «B» se refiere a «borde desigual»: en estos casos, la man-cha en la piel puede tener bordes definidos en un lado y, por otro, irregulares o poco definidos. La letra «C» tiene que ver con el «color» del lunar o la mancha: cuando el color no es homogéneo, puede ser una mala señal. La letra «D» se usa para advertir de manchas con un «diámetro» superior a 6 mm. Por último, la letra «E» se emplea para advertir de la «evolu-ción» de una mancha: cuando su tamaño varía de forma rápida, puede ser una lesión maligna. Si se identifica una lesión pigmentada (similar a un lunar) de reciente aparición que crece, presenta áreas de distinto color o bordes irregulares, se debe consultar con el dermatólogo. Asi-mismo, en caso de observar una herida en la piel que no se cura, especialmente en zonas expuestas al sol, también se debe consul-tar. El diagnóstico temprano y un tratamiento precoz de la lesión maligna hacen que el pronóstico sea excelente en la mayoría de los casos. No todos los cánceres son iguales El término «cáncer de piel» incluye distintos tipos de carcinomas de características y evolución muy diferentes. Los tres tipos prin-cipales son el carcinoma basocelular, el carcinoma epidermoide y el melanoma. En los medios se habla con mayor frecuencia sobre el melanoma ya que, a pesar de representar menos del 7% de los cánceres de piel, es el responsable del 65% de las muertes por cáncer cutá-neo. Gracias a las campañas de concienciación sanitaria, se con-sulta antes y se ha logrado detectar y tratar los melanomas en estadios más tempranos, cuando el pronóstico es aún muy bueno con una tasa de supervivencia superior al 90%. No obstante, el más frecuente de todos los cánceres de piel es el carcinoma basocelular; los dermatólogos lo diagnosticamos a diario. El aspecto puede variar desde una herida que no cura hasta una lesión sobreelevada en la piel de color habitualmente rosado y aparece con mayor frecuencia en zonas que han estado expuestas al sol. Se trata de una lesión localizada exclusivamente en la piel y cuanto antes se diagnostique, menor será la comple-jidad de la cirugía para curarlo. Por este motivo, ante la aparición de una herida en la piel que no cure o de una mancha sospechosa, el paciente debe consultar con el dermatólogo, que cuenta con la formación y los conoci-mientos específicos para la detección de las lesiones malignas y su correcto tratamiento.