12.00 horasInfluencia modernista 8.00 horasUn monumento para andarlo 14.00 horasMirando al mar 10.00 horasUna ciudad, un poeta Casa Museo Fundación Miguel Hernández y Teatro Circo: © Joseba Río. Teatro Circo Anastasio Díe Marín es uno de los pocos ejemplos de teatro circo francés que aún permanecen abiertos en Europa. Casa Museo de Miguel Hernández donde el poeta vivió veinte años. 8.00 horas Un monumento para andarlo La forma de medialuna del perfil de Orihuela puede quizás evocarnos un pasado árabe. Pero el primer acercamiento a esta ciudad, cuyo clima hasta recomienda la OMS, debe-ría seguramente seguir la huella de su tradición eclesiásti-ca, arrancando, por ejemplo, en la Santa Iglesia Catedral del Salvador, una de las catedrales más pequeñas y menos cono-cida de España, y donde fue bautizado Miguel Hernández, para después visitar su palacio episcopal o alguna de sus 35 iglesias (como la de las Santas Justina y Rufina). Solo así se podrá entender por qué Orihuela fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1969. Una primera etapa del recorrido que necesariamente termina en el Colegio Diocesano Santo Domingo, conocido como “El Escorial de Levante”, un increí-ble ejemplo del Renacimiento levantino que llegó a ser uni-versidad, rivalizando con Salamanca. Colegio Diocesano Santo Domingo. Adolfo Clavarana, 51. 10.00 horas Una ciudad, un poeta “Orihuela le debe todo a Miguel Hernández”. Lo dice el filó-logo Aitor Larrabide, director de la Fundación dedicada al poeta y dramaturgo oriolano. Sí, su vida y su obra son los prin-cipales reclamos turísticos de este enclave y, en torno a su recuerdo, se ha articulado “un triángulo museístico”, el Rincón Hernandiano, que reúne la casa Museo, en la que vivió el poe-ta durante veinte años; el Centro de Estudios Hernandianos, y la sala de exposiciones de la Fundación. Aunque su influencia va mucho más allá. “Miguel Hernández es un símbolo contra la dictadura de Franco”, asegura Larrabide. “Además, representa lo mejor de los oriolanos, que buscan querer mejorar a través del trabajo constante; simboliza parte de la historia de esta ciu-dad, mezcla de civilizaciones, y encarna el amor por la tierra y el paisaje”. Rincón Hernandiano. Miguel Hernández, 75. 12.00 horas Influencia modernista El recorrido por Orihuela desvela también la imagen de una ciudad que recibió un impulso a principios del siglo XX, a través de diferentes espacios donde, además, sigue paten-te el espíritu del poeta. Ocurre, por ejemplo, en la Casa Villaescusa, en la Lonja… o en el Teatro Circo Atanasio Díe Martín: “allí iba Miguel Hernández precisamente a ver zar-zuelas”, recuerda Aitor Larrabide. O el Casino Orcelitano (conocido como la pecera), un edificio de finales del XIX don-de quien fuera una de las principales voces de la Generación del 27 recitaba poemas. Hoy en día, “la pecera” aún conserva sus salones –en los que se celebraban las fiestas de alta socie-dad–, sus azulejos andaluces o la colección de cuadros del artista local Joaquín Agrasot, cuya obra se movió, con acierto, entre el realismo y el costumbrismo. Casino Orcelitano. Arzobispo Loaces, 2. 14.00 horas Mirando al mar Orihuela tiene dos caras y, para muchos, lo difícil es elegir cuál de los dos (ciudad o costa) es la relevante. Dependerá, claro, de sus intenciones… o de dónde vengan. Y es que en la pedanía de Orihuela Costa, a 35 kilómetros de la ciudad, casi la mitad de sus habitantes proceden del centro o norte de Europa: sobre todo de Inglaterra, Bélgica, Francia... “Orihuela Costa tiene el encanto de la zona de playa tradicional, de veraneos largos, con muchas segundas residencias de españoles y, en los últi-mos años, mucho turista internacional, que viene a disfrutar de nuestros inviernos suaves”, describe Mavi Hernández, directo-ra del Hotel Servigroup La Zenia. “Claro, llegan al reclamo del clima, y de 16 kilómetros de arena fina repartidos en cuatro calas y siete playas, todas ellas con bandera azul y, además, con poco oleaje”, precisa Hernández. Hotel Servigroup La Zenia. Paseo del Mar, 4, La Zenia. Orihuela.