Biodiversidaden estado puro Biodiversidad en estado puro Sin menospreciar su combinación única de ecosistemas terrestres y acuáticos, esa indiferencia de la fauna hacia el hombre hace que las Galápagos no sean un destino de vida silvestre más. Tortugas descomunales se cruzan parsimonio-samente por los caminos, igual que las iguanas, todavía más fáciles de ver cuando se agolpan por centenares al sol sobre cualquier roquerío. Las aves se entregan a sus rituales de cor-tejo ajenas a la mirada de los visitantes, e incluso no es raro que algún león marino se le arrime a uno hasta lo indecible durante un chapuzón por las playas de este jardín del edén donde los animales, sabedores de que esos seres extraños que les apuntan con sus cámaras no suponen un peligro, se comportan ante ellos con naturalidad pasmosa aun tenién-dolos a unos pasos. Palabras mayores serían toparse en una jornada de buceo con una bandada de tiburones marti-llo por los 133.000 km2 de la Re-serva Marina que orla el archipié-lago. La confluencia en sus aguas de corrientes cálidas y frías genera enormes cantidades de plancton que atraen a especies tan dispares como los tiburones ballena, las mantarrayas o los pingüinos. ¡En ningún otro confín podrá verse a estos últimos nadando sobre arrecifes de coral! Isla de Darwin. Tortuga atravesando un banco de peces en las Galápagos. Tiburón ballena. Piquero de patas azules. Leones marinosde Galápagos. Tortugas gigantes.