TOLEDO El 23 de noviembre arranca en Toledo el VIII Centenario de este monarca rompedor, más propio de las luces del Renacimiento que de la Edad Media, que sentó las bases de la España moderna y apuntaló su ciudad natal como el puente por el cual la sabiduría del mundo oriental se coló en Occidente. Texto: Elena del Amo / Fotos: Luis Davilla Cantigas de Santa María 8 pasos del rey en Toledo Seguir leyendo Seguir leyendo 8 pasos del rey en Toledo Monasterio de San Clemente. Nacido el día de este santo, Alfonso X fue protector de este monasterio, cuyas monjas de clausura siguen horneando algunos de los mejores mazapanes de la ciudad. 8 pasos del rey en Toledo Convento de Santa Fe. Por este hoy Centro de Arte Moderno se levantaban los palacios árabes del Alficén donde nació el rey. 8 pasos del rey en Toledo La catedral. Cada mañana celebra una misa en rito hispano-mozárabe. Comenzada cuando Alfonso era niño en un premeditado gótico francés para romper con el urbanismo islámico, su biblioteca alberga una barbaridad de manuscritos de la época. A sus puertas, el Museo de 8 pasos del rey en Toledo Mezquita de las Tornerías. La única que el no tan tolerante como se imagina Alfonso X le dejó abierta a los musulmanes. La espectacular del Cristo de la Luz ya había sido transformada en ermita tras caer en 1085 la Taifa de Toledo. 8 pasos del rey en Toledo La judería. En la aljama más importante de Sefarad, donde vivieron quienes tantos textos tradujeron para el rey, será un pecado perderse las sinagogas de Santa María la Blanca y el Tránsito, el monasterio de San Juan de los Reyes y la iglesia de Santo Tomé, hogar del cuadro de El Greco El entierro del Señor de Orgaz. 8 pasos del rey en Toledo Casa del Temple. Este palacete andalusí, remozado luego como hospedería para los templarios, permite imaginar la vida de la alta sociedad castellana en los años de esplendor de Alfonso X. 8 pasos del rey en Toledo La Escuela de Traductores. Si en su día no fue una escuela como tal, hoy sí tiene edificio propio, y tan mudéjar como todo el cogollo histórico de Toledo.de la alta sociedad castellana en los años de esplendor de Alfonso X. 8 pasos del rey en Toledo San Román. Consagrada el año del nacimiento del rey, esta hoy iglesia-museo condensa el mejor mestizaje de su época, con sus naves morunas de arcos de herradura sobre columnas romanas y capiteles godos; unas pinturas románicas de hieratismo bizantino y, posterior, claro, una cúpula de casetones puramente renacentista. ¡Un espectáculo! Museo de Tapices. Santa Maria la Blanca. Escuela Traductores. San Juan Reyes. Catedral. El Códice rico y el Códice de los músicos son los dos incunables de las Cantigas de Santa María que se conservan en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y que Patrimonio Nacional ha puesto a disposición de todos los ciudadanos en el marco de la celebración del 800 aniversario del nacimiento de Alfonso X como parte de la Real Biblioteca Digital. U n cráter de la luna bautizado en su honor elevó a los cielos el nombre de este erudito, tan apasionado por la astronomía como por las letras, las leyes y cualquier otro saber que, a su entender, necesitaba dominar un regente para go-bernar bien. Aquí en la Tierra, muchos hoy apenas le asocian a sus Cantigas de Santa María. ¡A él, quien aun siendo un rey evidentemente cristiano osó en plena Edad Media primar la ciencia sobre la fe, y tantas veces fue acusado de blasfemo por querer mejorar la obra de Dios! Su VIII Centenario aspira a rescatar la figura de este monarca difamado ya en vida por haberle arrebatado privilegios y diezmos a la nobleza y el clero, y hoy de nuevo por quienes insisten en juzgar su proyecto centralizador con los ojos del siglo XXI y no con los del XIII. Un rey adelantado a su época Nacido en Toledo el 23 de noviembre de 1221, Al-fonso X fue astrónomo y poeta, además de mece-nas y supervisor de las obras de los intelectuales que reunió en su Scriptorium, ya versaran sobre historia, legislación, agricultura o alquimia. De su padre, Fernando III el Santo, había heredado unos crecidísimos reinos de Castilla y León que, entre un batiburrillo de taifas, incluían Córdoba, Sevilla o Murcia. Su sed de conocimiento fue en gran medi-da legado de su madre, Beatriz de Suabia, educada en la corte del futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico II, a quien llamaban stupor mundi por su erudición. Los logros del toledano superaron a los de este ilustre pariente materno. Lo prueban las Tablas Al-fonsíes nacidas en su observatorio astronómico, imprescindibles para la navegación durante siglos, o las Siete Partidas con las que quiso unificar las le-yes de tanto feudo recién ganado a los musulmanes donde cada señor mandaba a su antojo. Él no vivió para verlo, pero estas normativas, que abarcaban desde el derecho canónico hasta la relación con los vasallos, se aplicarían incluso en el Nuevo Mundo, inspirando algunas de las constituciones surgidas al final de las colonias. Su visión de un Estado nue-vo se complementó con el impulso al comercio y la repoblación de las tierras conquistadas, a las que impuso un sistema común de pesos y medidas. O creando la Mesta y regulando las cañadas reales a fin de conciliar los intereses de campesinos y pasto-res donde, acabada la guerra, la posibilidad de vol-ver a sembrar chocaba con el paso de los rebaños. Si todo ello contribuyó a que en siglos próximos naciera una potencia económica y política llamada España, para el desarrollo de Occidente resultó pro-videncial su afán por expandir la sabiduría, práctica-mente desconocida en Europa, de Oriente. Princi-palmente, de la antigua Grecia y el mundo islámico. La Escuela de Traductores Sorprende que en las universidades de aquellos días no se estudiara, por ejemplo, a Aristóteles, cu-yas primeras obras se traducen al latín en el Toledo del siglo XII, aunque no a partir del griego sino de traducciones previas al árabe. Ya antes de Alfonso X la ciudad de las Tres Culturas reunía dos ingre-dientes clave: un capital humano de musulmanes, judíos y cristianos a menudo bilingües o trilingües, y algunas de las mejores bibliotecas de al-Ándalus. Herederas de las de Alejandría, Bagdad o Damasco, ellas sí habían descifrado la filosofía de Aristóteles, Averroes o el centroasiático Al-Farabi, la astronomía del andalusí Azarquiel y Ptolomeo, la geometría de Euclides y la metafísica de Avicena, la medicina de Hipócrates y Galeno, el actual sistema numérico –de origen indio– que introdujera el persa Al-Jwarismi, de cuyo nombre deriva la palabra algoritmo… Gracias al movimiento conocido como la Escuela de Traductores de Toledo se habían empezado a verter al latín sobre todo textos filosóficos y religio-sos. En pleno esplendor con Alfonso X, la labor se multiplicó con tratados científicos de los grandes sabios de Oriente, sus cuentos o juegos como el ajedrez y los dados. Además de al latín de las élites y los monasterios, el rey quiso que se volcaran tam-bién al romance castellano del pueblo, a partir de entonces una lengua de cultura al tiempo que una herramienta de cohesión para su puzle de reino. Toledo vio peregrinar a estudiosos de media Euro-pa ávidos por empaparse de estos libros, por fin en algún idioma que entendían. Agenda alfonsí Hasta noviembre de 2022, Toledo será el epicentro del Centenario, con todo un año de música y cine medieval, teatro, rutas y gastronomía de la época, seminarios o, como plato fuerte, la exposición ‘Al-fonso X: el legado de un rey precursor’, del 10 de marzo al 19 de junio en el Museo de Santa Cruz. Entre paneles audiovisuales más didácticos, reu-nirá cerca de 200 piezas cedidas por entidades de la talla de Patrimonio Nacional, el Museo del Prado, la Alhambra, la catedral de Santiago o la Biblioteca Nacional de Francia, así como las de Gran Bretaña y España. Esta última, en Madrid, se suma al homenaje con la muestra ‘Los libros del rey Sabio’, entre el 18 de no-viembre de 2021 y el 13 de febrero de 2022. Estruc-turada en torno a los saberes que más promovió –El derecho: la ordenación del presente; La historia: la enseñanza del pasado; La ciencia: el conocimiento del futuro y El culto a la Virgen: el respaldo de la di-vinidad–, brinda la ocasión de admirar los códices alfonsíes originales que conserva la Biblioteca Na-cional, amén de valiosas copias del Libro de las figu-ras de las estrellas fixas y las Siete Partidas. También Sevilla, Murcia, Jerez y otro medio centenar de villas vinculadas a su vida han programado una agenda en honor a este adelantado a su tiempo que acabó sin reino y sin casi amigos. Como la historia la es-criben los vencedores, quizá por eso haya tardado tanto en hacérsele justicia.