Sin saberlo, el alfarero Raimundo Abió inventó una táctica de marketing que ha logrado que un oficio a punto de extinguirse permanezca vivo: “Decidimos que la entrada de los turistas a nuestra tienda fuera por el taller. El torno no deja a nadie indiferente”. Hoy, la alfarería Abió e Hijos –la misma en la que el abue-lo de Raimundo aprendió a manejar el torno– es la única que sobrevive de las 36 que hubo en Banda-liés. “Cuando la gente viene sin prisas, solo hay que preguntarles si quieren probar para que corran a po-nerse el delantal y a sentarse en el torno”. Raimun-do reivindica la vuelta a lo rural, el valor de las cosas sencillas. “En las grandes ciudades no eres más que un número. Huesca y sus pueblos aún mantienen el ambiente cordial y una forma de vivir apacible. Se ve hasta en los críos”. Como todos los del pueblo, que se pasan las tardes del invierno jugando con el torno de los Abió. “¿Qué mejor juguete que darle a un niño un trozo de arcilla?”, dice el artesano. +de 200 KM/H Cerámica de Bandaliés © www.artearagon.com. De Santa Pau puede decirse que es el corazón de La Garrotxa. Situado en el centro de la comarca, entre las sierras de Sant Julià del Mont y Santa Maria de Finestres y muy cerca de dos espectaculares volcanes, el de Santa Margarida y el Croscat, es un bonito caserío medieval, construido sobre una pequeña meseta, que ya en 1971 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico. Santa Pau, que fue baronía, estuvo amurallado y está limitado, al norte, por un barranco por el que discurre en invierno el torrente de Pujolars, en el que afloran grandes bloques de basalto. También en el norte se alza su gran castillo, de planta cuadrangular (siglos XIII a XVIII), cuya fachada da a la medieval plaza Mayor. Esta, llamada Firal dels Bous, es una de las mejor conservadas de toda Cataluña. Se trata de una plaza alargada, de perfil irregular, porticada en dos de sus lados con arcos desiguales, en cuyas casas destacan varios ventanales góticos muy hermosos. 1 / 2 PLANES ALREDEDOR... A un paso, el monasterio de San Juan de la Peña en Jaca y la nieve de Candanchú: 50 km de pistas para el esquí, el snowboarding, el nordic walking y el descenso en trineo conocido como tobogganing. CANFRANC Un viaje en tren al pasado y ‘tobogganing’ en los Pirineos Estación de Canfranc © Gustavo Muñoz Soriano/Getty Images/iStockphoto. En una región que es destino obligato-rio para escaladores, montañeros y sende-ristas como es Hues-ca, el camino natural que conecta Montfal-có y Montrebei –este último, un desfiladero en la provincia de Llei-da– es una ruta que no debe dejar de recorrer-se. Por su espectacula-ridad, por las vistas ini-gualables de la sierra, por la dosis de aven-tura que asegura… Eso sí: no es apta para sen-deristas con vértigo. A lo largo de sus más de 4 kilómetros de recorrido –y con des-niveles acumulados que alcanzan los 440 metros de altitud–, la ruta atraviesa barran-cos, puentes colgantes sobre frondosos bos-ques de pinos, olivos y madroños, angostos senderos horadados en la piedra y el rudi-mentario artificio que le da nombre: unas es-trechas pasarelas de madera ancladas en la roca que desafían el ansia de aventura zi-gzagueando hacia el cielo. Algunos tramos de pasarela salvan des-niveles verticales de hasta 50 metros. 2 / 2 PLANES ALREDEDOR... Antes de comenzar la ruta, desvíate 10 minutos hasta la ermita de Santa Quiteria y San Bonifacio. Esta modesta construcción románica situada en un alto ofrece una panorámica espectacular sobre el embalse de Canelles. Pasarelas de Montfalcó © Getty Images/iStockphoto PASARELAS DE MONTFALCÓ Adrenalina entre bosques de pinos y madroños