Valle de Ordesa, camino a la Cola de Caballo © Jorge Ciscar / Alamy / Cordon. En el corazón de los Piri-neos, en la comarca del Sobrarbe, los valles de Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta abrazan el Mon-te Perdido, el macizo cal-cáreo más alto de Euro-pa. Cañones, gargantas y encantadores pueblos de montaña arrancan mil y una fotos a todo el que se anima a explorar el Parque Nacional. Pero no hay cámara que haga justicia al privilegio a aquel paisaje en vivo. “La naturaleza es abruma-dora”, dice Blanca Sáez, modista de la tienda La Retalera y participante habitual del Festival Piri-neos Sur. “Es sobrecoge-dor, con cumbres bruta-les y un verde increíble. Además de la alta mon-taña se puede disfrutar de un senderismo muy accesible, con rutas para todos los niveles, incluso principiantes y niños. Es fácil ver marmotas, águi-las y carneros”. Presente en todos los rincones, el agua es emocionante; sobre todo en el verano, por el deshielo. Sáez des-taca los neveros, las cas-cadas y los ibones, lagos glaciares de gran valor ecológico. “Afortunada-mente están protegidos”, celebra Blanca. “No se puede nadar ni navegar, pero son un espectáculo para la contemplación”. 01 PARQUE NACIONAL DE ORDESA Y MONTE PERDIDO Lagos, valles, gargantas y cumbres de 3.000 metros PLANES ALREDEDOR... Cerca de la estación de esquí de Panticosa, los ibones de Sabocos y Asnos son dos parajes idílicos. El ascenso –parte a pie, parte en telecabina– brinda panorámicas alucinantes del Valle de Tena.