Un coliseo con capacidad para 42.000 espectadores, arropado por 900 delgadas columnas blancas que sostienen un techo translúcido rectangular, construido con una inmensa estructura de acero que se esconde de forma sigilosa, y que forman una especie de cortina, o más bien habría que decir un bosque de pino, como el de las Landas, al sur de Burdeos, en el que se inspiraron. Para acceder al estadio, una gran escalera de hormigón blanco se extiende a lo largo de las fachadas de entrada, otorgando la necesaria “sensación de monumentalidad” que los arquitectos buscaban, además de lograr un propósito con el que quisieron identificar su proyecto: “elegancia, si ese término puede usarse para un edificio de este tamaño”, matizaban. No, el Matmut Atlantique no está en París. Obvio. Y la razón alude a la necesidad de los organizadores de promover el desarrollo regional (las 33 sedes se reparten en nueve ciudades francesas). Además, tampoco es un edificio nuevo (sus obras concluyeron en 2015). Y es que, en esta ocasión, se ha decidido que el 95% de los eventos deportivos se realicen en estructuras ya cons-truidas o temporales, evitando así levantar instalaciones Estadio Matmut Atlantique, en Burdeos © Boris Streubel - UEFA/UEFA via Getty Images Estadio Matmut Atlantique, en Burdeos © Franck Fife/AFP via Getty Images Parque de los Príncipes © Emmanuel Dunand/AFP via Getty Images Parque de los Príncipes © Corbis/VCG via Getty Images Stade de France © Martin Bureau/AFP via Getty Images Stade de France © Stephane De Sakutin/AFP via Getty Images