D icen que Ibiza es distinta en verano que en invierno. Pero no es del todo cierto, pues puede que cuando se cierra el turismo de club, el de las grandes discotecas, aparezca otra oferta que está todo el año repleta de sabores: su gastronomía. Ibiza compagina la tradición isleña y la alta cocina, apoyadas en un producto de gran calidad y arraigo. El cerdo negro, el cordero, el aceite de oliva, el vino con Denominación de Origen, la sal, la agricultura ecológica y la miel, todos con sello de calidad, se unen a los pes- cados y mariscos locales para conformar una paleta de sabores que se multiplican en esta época. “Aquí no hacemos cocina de moda; hacemos cocina de siem- pre, pero bien hecha. Nada se tira, lo que sobra, se reinventa”, explica Nuria Riera, propietaria del restaurante Ca n’Alfredo. En pleno centro de la ciudad de Ibiza, y fundado en 1934, es una ins- titución donde se pone en valor el producto de kilómetro cero y se respeta el recetario payés. Aquí se puede disfrutar de las cocas, la ensalada payesa, la fritá de pulpo con patatas o la borrida de ratllada (guiso marinero de raya), así como postres tradiciona- Con una paleta de productos autóctonos, que van desde la miel hasta el cerdo negro o la sal, la isla recoge una vanguardia culinaria que respeta los guisos tradicionales. // ENG With a palette of local products ranging from honey to black pork and salt, the island embraces a cutting-edge culinary scene that honours traditional stews. pedro díaz ayala