UN DESASTRE BLOQUEA UNO DE LOS PROYECTOS HIDRÁULICOS MÁS COMPLEJOS DE EUROPA. pero LA INGENIERÍA lo salva. por JP Zurdo Estamos en los saltos del Duero. Nueve presas a ambos lados de la frontera hispano-lusa. La de Ricobayo, sobre el río Esla, es estratégica para el conjunto, sirve como embal-se regulador con un aliviadero que drena las violentas ria-das encajonadas entre cañones. Si sería así que, apenas finalizada su construcción, la del año 34 deja prácticamen-te inservible la infraestructura. La crecida precipita con tal fuerza que desmonta el macizo de roca, excava un hueco o cazoleta con 100 metros de profundidad y 120 de diámetro. Millones de toneladas de granito ciegan el río aguas abajo. Remediar ese desastre sería aún más difícil que levan-tar la presa misma. Pero no se puede renunciar a la inver-sión hecha y al progreso en forma de energía. Su recu-peración implica construir una presa de contraembalse, con una dificultad técnica sin precedentes, y revestir de hormigón la cazoleta para darle unas formas suaves, dise-ñadas en un laboratorio in situ y capaces de neutralizar las mayores avenidas posibles, de hasta 6.000 m3/segundo. El conocimiento hidráulico y en hormigonado de Entre-canales y Távora resulta determinante para encofrar esa ladera abrupta, cosida con pernos que sujetan el revesti-miento. Los trabajadores, además de expertos en su ofi-cio, tuvieron que serlo en escalada, cuenta una crónica. La obra concluye en 1965. “Es uno de los maravillosos espectáculos —apunta un documento histórico— donde el ingeniero logra dominar la naturaleza poniéndola al servi-cio del hombre”. Su heredera, ACCIONA Energía, conserva el legado. La hidroeléctrica es su segunda tecnología de producción, con 75 centrales propias por toda España.