finanzas Que “la economía atraviesa un momento delicado”, puede decirse siempre, salvo algunas efímeras fases de euforia. Porque la economía solo se explica con perspectiva y tiempo. No la foto fija, sino la secuencia en movi-miento. No el pico estadístico, sino la tendencia. Esa mirada panorámica es más realista porque prioriza el contexto. De acuerdo, vivimos un momento complicado, pero otros fueron peores y aquí seguimos. La conclusión de esa visión amplia es que a menudo atra-vesamos dificultades, pero a menudo se acaban superando. Las de hoy no parecen pocas, ni leves. Son complejas por interdepen-dientes, algo natural en una economía más globalizada: guerras en Ucrania y en Oriente Medio; tensiones comer-ciales entre China y EE. UU.; la incóg-nita, aunque cada vez más despejada, de la recesión; la posible caída de los tipos de interés en grandes áreas occi-dentales; más otras clases de incer-tidumbre como que el 70% del PIB mundial pase este año por las urnas. Si esa vista larga mira hacia atrás, aparecen la pandemia, el crack del 2008, colapso del bloque soviético, profundas crisis energéticas e infla-cionistas, la de los Misiles, dos gue-