Inteligencia artificial / sector abordar problemas que exijan soluciones muy concre-tas”. Solo después de varias implantaciones exitosas de IA –continúa el experto– que mejoren procesos espe-cíficos y de ganar experiencia, comienza a tener senti-do escalar las soluciones a toda la organización. “Es un cambio de mentalidad que exige tiempo; empezar con desafíos muy tangibles permite ir adquiriendo esa expe-riencia en los equipos que, poco a poco, evangelizarán al resto de la compañía”. Esteban coincide en recomendar escalabilidad, ade-más de establecer alianzas con empresas e instituciones tecnológicas y educativas “para acceder a conocimientos avanzados y a las últimas tecnologías”. Esta estrategia, a su vez, refuerza un ambiente de estímulo a la innova-ción, incluidas la formación continua y asistencia a foros tecnológicos, “que prepara a la empresa para cambios continuos en la integración de modelos digitales”. A este respecto, Arístides Senra –director de Innova-ción y Emprendimiento en la Universidad Politécnica de Madrid– recuerda que, dada la complejidad de la I+D+i actual, ninguna organización puede innovar de forma ais-lada y cada vez es más necesario socializar el conocimien-to mediante modelos de innovación abierta. “El objetivo no debería ser otro que explotar todos los conocimien-tos y cambios tecnológicos generados casi diariamente dentro y, sobre todo, fuera de la empresa, incluso fuera del sector. ¿Estamos preparados? Sí, en cuanto a talento y capacidad, aunque quizá no tanto si nos referimos a la creación de una cultura colaborativa y al abandono de estereotipos en ambos mundos, el empresarial y el uni-versitario”, como que los académicos viven en las nubes o los empresarios no se interesan en la investigación. Talento y capital humano. El factor tiempo resulta de-terminante no solo en cuanto a los plazos de madura-ción tecnológica, sino como factor competitivo de las empresas pioneras para ganar eficiencia y tener más op-ciones de atraer talento. En este sentido, la Asociación Española para la Digitalización (DigitalES) cifra en unos 120.000 los puestos vacantes de profesionales tecnoló-gicos en España, y solo en disciplinas como IA, ciberse-guridad y big data hacen falta 20.000 expertos más de aquí a 2025. Se verán cambios profundos en las profesiones, pero, más que ser sustituidos por una IA, los profesionales sin soltura en el manejo de las nuevas herramientas serían desplazados por colegas que sí hagan los deberes. “La clave –explica Esteban– es que la IA se convierta en fa-cilitadora de su trabajo. Quienes se actualicen y adopten estas tecnologías ocuparán una posición más fuerte para prosperar y liderar”. “Sinceramente, no veo una IA haciendo una dirección de ejecución de obra por sí sola, pero veo a un Apareja-dor usando la IA para agilizar sus procesos o gestionar toda la cantidad de información generada en una obra y que debe controlar y archivar”, añade Sanz, mientras Martínez recuerda que el capital humano seguirá siendo esencial, sobre todo si se complementa con la IA. Más que fichar perfiles tecnológicos, algo complicado dada su escasez, será clave el reciclaje de las plantillas. El director gerente de PTEC se declara optimista, con todas las precauciones que implica un desarrollo todavía incipiente, incluso incierto a largo plazo: “Cabe recordar que la IA será tanto más arrolladora cuanto más especí-fico sea el campo de conocimiento y más ejemplos exis-tan sobre ese campo concreto para que las máquinas puedan aprender. Y el nuestro no es un sector de campo de conocimiento especifico. Todo lo contrario, exige co-nocimientos de muy diversa índole, por lo que un Apa-rejador no tendrá la IA como amenaza, sino como apoyo a la productividad en determinados procesos”. Sanz también opina que, en general, las nuevas he-rramientas afectarán más para bien que para mal. “Antes, las obras se hacían sin usar el móvil o el fax; cuando lle-garon estos inventos, se agilizaron los procesos de envío y recepción de información y documentación. En este caso, entendemos que la IA implicará la oportunidad de mejorar los procesos internos de empresas y profesiona-les”. Nuevas competencias. Esteban abunda en esos pros: los Aparejadores pueden acceder a más información precisa y actualizada sobre el estado del proyecto para tomar decisiones más sustentadas, ahorrar tiempo y errores al automatizarse la gestión de documentos, afinar la efi-ciencia y la coordinación de equipos y mejorar la segu-ridad gracias al análisis y monitoreo de riesgos. No obs-tante, en tecnología, toda oportunidad acarrea un peaje y la profesión también verá cómo se transforma su ma-nera tradicional de abordar el trabajo, “aunque eso está aún lejos de suceder en la construcción. La adopción de nuevas tecnologías en la construcción puede mejo-rar significativamente la eficiencia, la calidad y la toma de decisiones, pero se plantea desafíos en términos de dependencia tecnológica y de necesidad de capacita-ción continua; adaptarse y aprovechar estas tecnologías será crucial para maximizar sus beneficios y minimizar los riesgos”. A modo de conclusión, Senra recomienda a “empre-sarios y profesionales que lean con cierto escepticismo este continuo baile de titulares augurando revoluciones totales un día, para al día siguiente clamar que “la IA pro-metía una revolución y hasta ahora no se está cumplien-do”. O que “NVIDIA (corporación multinacional estadou-nidense) pierde 279.000 millones de dólares” cuando pocos meses antes se publicitaba como líder de la revo-lución. El cambio profundo se dará, pero “hasta el momento –amplía Arístides Senra– no se vislumbran cuáles serán los beneficios reales en los modelos de negocio o las áreas funcionales de aplicación inmediata de la IA. La in-novación debe reflejarse claramente en el mercado, en la cuenta de resultados, en la forma de generar ingresos y beneficios. Y ahora mismo, en mi opinión, las empresas no tienen del todo claro cómo terminarán aplicando esta tecnología”. Con esto no dice Senra “que haya que darle la es-palda a la IA, ni mucho menos. De momento, los que están ganando son los oportunistas, los que hasta hace unos años defendían el metaverso y ahora parecen no acordarse ni de esta palabra. Pero hay remedio: sentido común y metodologías colaborativas, sentido común y mentalidad de adaptación ágil a los cambios, sentido co-mún y competitividad”. • la consultora Value Market Research prevé que el mercado global de las herramientas IA en el sector crecerá de 650 millones de dólares en 2021 a más de 5.804 millones en 2028 ¿Y ChatGPT qué opina de todo esto? Arístides Senra, director de Innovación y Emprendimiento en la Universidad Politécnica de Madrid, ha hecho el ejercicio de preguntar al más popular de los chats de IA generativa sobre el impacto en el sector. Esta es su respuesta: “La IA está transformando rápidamente la industria de la construcción y el sector inmobiliario. En la construcción, las tecnologías basadas en IA están optimizando los procesos desde la planificación hasta la ejecución. Por ejemplo, los algoritmos de IA pueden analizar grandes cantidades de datos para mejorar el diseño arquitectónico, prever posibles problemas y sugerir soluciones antes de que ocurran. Además, con el uso de drones y sensores, la IA permite el monitoreo en tiempo real de los proyectos, mejorando la seguridad y eficiencia en las obras. Esto no solo reduce costos y tiempos de ejecución, sino que también aumenta la precisión en la planificación y construcción, minimizando errores costosos. En el sector inmobiliario, la IA está redefiniendo la manera en que las propiedades son evaluadas, comercializadas y gestionadas. Herramientas avanzadas de análisis de datos permiten predecir tendencias de mercado, evaluar precios de manera más precisa y personalizar las ofertas a los clientes, basándose en sus preferencias y comportamientos. Además, los chatbots y asistentes virtuales, impulsados por IA, están mejorando la experiencia del cliente, ofreciendo respuestas rápidas y detalladas a preguntas sobre propiedades y procesos de compra o alquiler”. Parece una conclusión bastante apegada a la realidad. Sin embargo, Senra reclama no perder la capacidad de orientar esta riada tecnológica y su verdadera utilidad social: “De qué sirve toda esta potencia narrativa si, en el fondo, no entendemos hacia dónde estamos dirigiendo nuestros esfuerzos, cuál es el retorno de la inversión y en qué beneficiará a la sociedad en su conjunto”.