geniero Richard Foley, la compañía petrolera Tydol en-cargó a Frank Lloyd Wright el diseño de una gasolinera para la ciudad de Búfalo, en el estado de Nueva York. La propuesta del visionario arquitecto contaba con una marquesina en voladizo que sostenía los surtidores de gasolina de vidrio rodeados de cobre, material que cu-bría también el techo. Sin embargo, el proyecto resultó un tanto radical. Además, “las compañías de gas podían construir una caseta por unos pocos miles de dólares, no decenas de miles, así que nunca se hizo realidad”, recuerda Foley. Eso sí, casi un siglo después, el Museo Pierce-Arrow logró recaudar los fondos necesarios para su construcción, en la que participó este ingeniero, y hoy en día, en la colección de esta institución, se incluye una construcción que formaba parte de Broadacre City, aquella utópica idea de la ciudad del futuro que surgió de la mente de Wright. Más fortuna, en cambio, tuvo el arquitecto danés Arne Jacobsen. Una mezcla de funcionalismo y moder-nismo conformaron la gasolinera Skovshoved, en Co-penhague, que diseñó en 1936. La idea radicaba en un prototipo que la petrolera Texaco pudiera implantar en diferentes territorios. El resultado se materializó en un rectángulo de hormigón cubierto de cerámica, del como una seta La propuesta de Arne Jacobsen para Copenhague. © Alastair Philip Wiper-VIEW / Alamy Stock Photo prouvé incluyó nuevos materiales en la construcción de gasolineras