Certificaciones / sector les empleados y su adecuación al proyecto previamente auditado, y hasta el final de obra con los resultados de los últimos ensayos realizados (Blower Door, equilibra-do del sistema de Ventilación, etc.) en edificio termina-do”, explica Sánchez En la actualidad, según datos de PEP, hay más de 238.000 m2 certificados Passivhaus en España, reparti-dos en 237 proyectos. El número de viviendas asciende a más de 2.000 unidades. Además, las previsiones para los dos próximos años es que se alcancen más de 380.000 m2 en unos 352 proyectos. Y el interés por construir bajo las directrices de este estándar sigue aumentando. Como apunta Sánchez, “a dos años vista, y teniendo en cuenta encuestas de los socios de PEP, se prevé que para este año 2023 se cuente con 352 proyectos certificados y una superficie de referencia energética de 382.318 m2, los cuales evitarán cada año el consumo de 13,4 millones de kWh y dejarán de emitir cada año otras 2.550 tone-ladas de CO2, el equivalente al que absorben 255.000 árboles, que representan una superficie arbolada igual a 17 parques del Retiro de Madrid”. Clasificación por puntos. El Spain Green Building Coun-cil es una organización privada sin ánimo de lucro compro-metida con el futuro mediante la construcción de inmue-bles sostenibles. Ellos son los responsables de la certifica-ción LEED en España para edificios de oficinas, comercia-les y residenciales, clasificándolos en función de su grado de excelencia, abarcando todo el ciclo de vida del edificio. Para conseguir esta certificación, los evaluadores tienen en cuenta ocho áreas de medidas (localización y transpor-te, lugares sostenibles, eficiencia en el uso de agua, ener-gía y atmósfera, recursos y materiales, calidad ambiental interna, innovación y prioridad local). El cumplimento de cada una otorga los puntos y, según los puntos obtenidos, el proyecto alcanza uno de los cuatro niveles de califica-ción: Certifies, Plata, Oro o Platino. Según se recoge en el Informe sobre edificios certifica-dos LEED en 2021, publicado por Spain Green Building Council, España es el sexto país del mundo con más edi-ficios certificados. A 31 de diciembre de 2021, un total de 1.040 edificios estaban registrados en el programa LEED, de los cuales 555 habían completado la certifica-ción. Por tipología, son los inmuebles dedicados a ofici-nas los que consiguen más certificaciones (344), segui-dos por los edificios industriales (86), comerciales (58) y dotacionales o educativos (14). La salud, primordial. Para muchos profesionales, la certificación WELL, creada por el International WELL Building Institute (IWBI), que en España es la primera centrada exclusivamente en el confort de los usuarios, permite identificar, medir y monitorizar las característi-cas de los espacios construidos que inciden directamen-te en la salud de los ocupantes del edificio. La certificación WELL, que tiene varios niveles (Nú-cleo y envolvente, Plata, Oro y Platino), analiza siete ca-tegorías de bienestar: aire, agua, alimentación, ilumina-ción, estado físico, confort y mente. Cada categoría, a su vez, se divide en distintas partes con uno o más requisi-tos que se deben cumplir, de forma que se puedan apli-car a un tipo específico de edificio. En España, y debido en buena parte a la pandemia, la expansión de esta certificación ha sido muy rápida, sobre todo en edificios de oficinas. “Según los datos de nues-tros compañeros en el Instituto Tecnológico de Galicia, que además de ser el operador nacional de BREEAM en España es el Partner Local de WELL en España y Amé-rica Latina, ya hay 240 edificios evaluados con WELL en nuestro país”, afirma Javier Torralba. Madrid y Barcelo-na están a la cabeza de las evaluaciones WELL, seguidas por Sevilla, Alicante, Valencia, Oviedo y Pamplona. Otras certificaciones. Además de los ya mencionados, existen otros estándares de construcción, menos exten-didos, que también se aplican en España. De todos ellos, la alemana DGNB System (desarrollada por el German Sustainable Building Council) está considerada como el más avanzado del mundo. Se basa en el concepto holísti-co de la sostenibilidad, prestando atención al medio am-biente, las personas y la viabilidad económica del proyec-to. Con DGNB se pueden certificar edificios destinados a centros educativos, comerciales, residenciales, admi-nistrativos, hoteles, industriales y logísticos. La certificación MINERGIE® proviene de Suiza. Se utiliza tanto para edificios nuevos como rehabilitados y tiene grandes similitudes con el certificado Passivhaus. Distingue entre 13 tipologías de edificios y se aplica, so-bre todo, en el sector residencial. Para obtener este es-tándar, se requiere que el consumo general del inmueble no sea mayor que el 75% de la media de los edificios con-vencionales y que el consumo de combustibles fósiles no sea superior al 50% del consumo de esos edificios. Ade-más, también señala que los elementos y componentes que forman parte de la construcción analizada sean de gran calidad y eficiencia energética. MINERGIE® cuen-ta con cuatro tipos de certificados: Estándar (cuando el edificio consume un 60% menos que uno convencional), P Estándar (para edificios de consumo casi nulo), A Es-tándar (consumo nulo de energía) y Eco Estándar (que, asimismo, mide otros requerimientos como la reciclabi-lidad, la calidad del aire interior, la iluminación natural o la protección contra el ruido). Net Zero Energy Building Certification es el estándar propuesto por el International Living Future Institute para edificios cuyas necesidades energéticas proceden única y exclusivamente de las energías renovables. Por su parte, el italiano Casaclima pone el acento en la efi-ciencia y la sostenibilidad de todo el proyecto, mientras que Living Building Challenge, también propuesto por el Living Future Institute, está considerado como el certi-ficado más riguroso del mundo al tratarse de una herra-mienta integral que no solo analiza la sostenibilidad de un edificio, sino que también tiene en cuenta otros pa-rámetros como que ese inmueble sea socialmente justo, culturalmente rico y respetuoso con el medio ambiente. Apuesta sostenible. Las certificaciones son cada vez más necesarias, sobre todo en un contexto como el ac-tual, donde se vive una crisis energética. La actualización normativa en materia de edificación, tanto a nivel euro-peo con la Directiva 2018/844 como a nivel nacional con su transposición en el Real Decreto 732/2019, de 20 de diciembre por el que se modifica el Código Técnico de la Edificación, pone de manifiesto la necesidad del sector de dirigir la construcción y rehabilitación hacia la edifica-ción de Consumo Casi Nulo, además de dotar del mayor nivel de sostenibilidad y eficiencia energética al parque edificado en los próximos años y décadas. A la presión normativa hay que añadir que “el usuario final deman-da edificios cada vez más sostenibles, pero sobre todo que reduzcan la factura energética a final de mes, y los promotores recogen esa demanda del mercado y le dan respuesta a través de certificaciones medioambientales y energéticas como las mencionadas. Además, hay pro-motoras que siempre buscan un carácter diferenciador para sus promociones y elevar su estándar de calidad, así como dotar a sus edificios de criterios de sostenibili-dad y, en definitiva, demostrar una conciencia medioam-biental”, expone Daniel Sánchez. “Hace unos cinco años comenzamos a percibir un in-cremento en el volumen de edificios certificados y, des-de entonces, cada año se supera la cifra de edificios eva-luados en el ejercicio anterior. Y es hay muchos motivos por los que los promotores cada vez tienen menos dudas sobre la necesidad de certificar con un tercero sus acti-vos: la mayor concienciación social y corporativa hacia el cambio climático, el acceso a financiación para proyec-tos sostenibles (como los fondos Next Generation), las exigencias de la normativa europea respecto al ahorro energético, el cumplimiento de los Objetivos de Desa-rrollo Sostenible, la mayor rentabilidad, la revalorización de los activos frente a la competencia…”, explica Javier Torralba. • hace 30 años los edificios empiezan a dejar de ser simples construcciones para ser considerados como entidades con un determinado comportamien-to ambiental