cultura / Chimeneas ménsulas con ricas esculturas, así como disponer de una repisa para exhibir vasos y vajillas. Además, las chimeneas ya no solo eran ob-jeto de deseo de la nobleza y la burguesía, puesto que había de-jado de existir el impuesto con el que se gravaba disponer de una salida de humos en el tejado. El siglo XVIII (en el que en Es-paña los lares competían en po-pularidad con los braseros) trajo hogares no muy grandes en cuyos frentes se disponían espejos y, en sus repisas, relojes y candela-bros, muy a la moda francesa. Las costumbres decimonónicas, ade-más de convertir el mármol en el material favorito para las nuevas chimeneas, incluyeron una nueva revolución calorífica: el carbón como sustituto de la leña, lo que obligaba a construir un canastillo de hierro fundido que albergara el combustible fósil. La de obras de Zola, Clarín y Galdós que se habrán leído al calor de ellas… Hogares con mucho arte. Las ar-tes aplicadas encontraron en los lares un lienzo en blanco donde dejar volar la imaginación. Movi-mientos estéticos como Arts & elementos clásicos Chimenea del monasterio de San Paolo, en Parma y pintura de Magritte. © PA Images / Alamy Stock Photo © Hulton Fine Art Collection/Getty Images