U Una Venus de estética pop, con piercings, tatuajes y labios rojo y una Afrodita con la bandera del Orgullo LGTBI, miran desafiantes al curioso en la calle José Ramón Mélida del centro de Mérida. Muy cerca de ellas está Ceres, Cronos, Minerva, Fortuna y Mercurio, en el Museo Nacional de Arte Romano. Veinte siglos separan a unos dioses y otros. Las primeras son contemporáneas, obra de los artesanos de Terracota Mérida, los segundos fueron pulidos por unas manos anónimas hace 20 siglos. +de 200 KM/H Festival de Teatro Clásico de Mérida © Jorge Armestar / Europa Press via Getty Images. El Teatro Romano, inaugurado hacia el año 16 a. C., acoge en la actualidad multitud de eventos escénicos. Seguir leyendo Las dinámicas del arte hacen posible que los dioses de ayer y de hoy convivan a escasos metros, en la misma calle; esto es un principio vital que en Mérida se retroalimenta en un pro-digioso bucle a través de los siglos. Una simbólica confluen-cia que, como tantas otras en la capital extremeña, permite que acontecimientos que no han coincidido en el tiempo acaben compenetrándose en el espacio. En Mérida el pasado ha escrito un presente efervescente e inquieto. La “Roma de España” y su agenda cultural “Las huellas de la historia están vivas en cada rincón, fun-diéndose con la Mérida actual”, dice la arqueóloga Trinidad Nogales, directora del Museo Nacional de Arte Romano. “Se habla de Emérita Augusta como la Roma de España, ¿alguien duda de las razones para conocer una ciudad como Roma?”, apunta, animando a visitar Mérida. El Arte, con mayúsculas, ha hecho de acicate para la eclosión de variadas sinergias creativas. Las propuestas de literatura, cine, música, teatro, diseño, gastronomía y cualquier expresión artística imagina-ble no se agotan. Para todo el que tenga interés en descubrir, experimentar y participar de la cultura, el calendario no pier-de el ritmo en ninguna estación del año. “Es rara la semana que no hay una presentación literaria”, dice Mario Quintana, responsable de la librería La Selva Dentro. “Hay cada vez más escritores noveles y de autoe-dición sacando pecho y asociaciones alternativas que dan a conocer títulos de temáticas muy variadas, como política, ecología o feminismo”. La Enredadera, De La Luna Libros, La Moderna Editorial, Cuatro Pétalos o Ben Clark –joven escritor de origen británico afincado en Mérida– son nom-bres de referencia a los que todo apasionado de la literatu-ra debería seguir el rastro. “Para ser una ciudad pequeña, con 59.900 habitantes, la actividad literaria es intensa y muy interesante”, celebra el librero. El cine es otras de las artes que crece en Mérida. “Este verano se reinaugura el Teatro Cine María Luisa, cerra-do desde los años 90”, cuenta con entusiasmo Ángel Briz, director del Festival de Cine Inédito y presidente del Cine Club Fórum. La renovada sala acogerá obras del Festival Internacional de Teatro Clásico (hasta el 21 de agosto) y aporta una pantalla estable más para el séptimo arte que se suma a las del cine Victoria y la de la Filmoteca. “En Mérida se proyecta una película en versión original todos los lunes y jueves del año. Traemos películas de los festivales de Cannes, Sundance, Donostia… Además, celebramos ciclos diversos, el certamen Cine de Escuela para los colegios y el Festival Inédito”, enumera Briz. “Contar con el Teatro Cine María Luisa va a permitir deslocalizar la actividad cinema-tográfica en dos sedes, algo esencial para satisfacer nuestro deseo de acercar el celuloide a todos los cinéfilos de Mérida”. Astroturismo y yoga a orillas del Guadiana No es raro encontrar a gente practicando yoga a orillas del Guadiana. Su cauce conecta cada rincón de una ciudad cuyo clima suave permite disfrutar de la naturaleza durante todo el año. El embalse romano de Proserpina y el Parque Natural de Cornalvo son ejemplos del poder de seducción del litoral de interior en una localización aparentemente tan de seca-no como es Mérida. Pasa igual con su cielo, apenas conta-minado, que es un espectáculo, como ponen de manifiesto las Noches de Astroturismo que promueve Mario Quintana. “Cada verano organizo una sesión al aire libre para los clien-tes de la librería. Salimos al campo, junto al Dolmen de Lácara, plantamos el telescopio y compartimos charlas sobre los astros, mitología y estrellas. Los niños pequeñitos suelen quedarse dormidos, pero la atmósfera que se genera bajo el firmamento es genial”, dice. “No hay pantallas ni móviles, la condición es que estemos a oscuras. Y eso da pie a una rela-ción con la naturaleza muy, muy especial”. Filántropo y gran dinamizador cultural, Mario está tam-bién detrás del festival de cuento infantil Puertas al Bosque, que se celebra en otoño en el Auditorio de las VII Sillas como escaparate para dar a conocer la obra de ilustradores y artistas gráficos emergentes; pero también lidera Gabinete Salvaje, unas jornadas de Humanismo, Historia y Naturaleza que han cumplido su quinta edición. Con ellas busca acercar a las mentes inquietas experiencias gratuitas como un simu-lador de vuelo, talleres de acuarela de aves y de inmersión sonora en la naturaleza, baños de bosque o una ponencia sobre exploración polar. Artesanía con aires pop La arqueología es un poderoso hilo conductor que guía todo lo que ocurre en la ciudad, atreviéndose a explorar el territo-rio de lo experimental, lo pop y lo contemporáneo. “Nuestro deseo es rediseñar la artesanía extremeña dándole una vuel-ta de tuerca según las tendencias”, nos dice Juanma Pérez Vinagre, artesano y director creativo de Terracota Mérida. Junto a su hermano Lorenzo es la cabeza de un taller familiar —los Vinagre llevan tres generaciones dedicados al oficio— que reinterpreta la alfarería romana del siglo I y la de princi-pios del XX a golpe de color y dejes vanguardistas. Kandinsky, Pollock o Picasso están entre sus referentes, y sus creaciones se venden en el Museo Reina Sofía. “Mis abuelos cocinaban en barro, nosotros tomábamos el Cola Cao en barro… Está en nuestro ADN. Aprovechando el resurgir de lo artesanal, lo sostenible y lo ecológico queremos impulsar esa tradición que llevamos en las venas”. El taller de Terracota está en un lugar estratégico, frente al Museo Nacional de Arte Romano. El público que pasa por allí es exigente, moderno, apasionado por el diseño y la moda. “No es una clientela que venga a comprar un souvenir, sino que desea experiencias auténticas”, dice Juanma. Terracota los sorprende con una cerámica disruptiva que surge de un barro que no se achanta ante la innovación. “Soy artesano, pero utilizo la impresora 3D, mimo cada detalle del perfil de Instagram de mi marca y, si me lo piden, me lanzo a crear una colección para el Metaverso”, añade. Y Mérida suma y sigue: la media maratón, catas y jornadas gastronómicas, el Off (programación alternativa que coinci-de con el Festival de Teatro Clásico), el festival recreacionis-ta Emérita Lúdica, el Stone & Music o el éxito nacional de bandas como Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, liderada por el emeritense Miguel García, van trufando de planes un calendario cultural insaciable. Además, es de aplaudir que se reutilicen espacios milenarios como el Templo de Diana, el Pórtico del Foro o el acueducto de los Milagros para celebrar estos encuentros, sintonizando la fuerza romana con la con-temporánea. “Sin duda es mejor que reunirnos en un campo de fútbol”, bromea Mario Quintana.