AGUA La mayor parte se destina a cultivos sin suelo, con tomates y pimien-tos arraigados en un sustrato de fibra de coco sobre un entramado de canales que recogen el agua sobrante y la reutilizan. Un circuito cerra-do, no contaminante. “Ahorramos entre un 30% y un 40% de agua y nutrientes respecto a una explotación tradicional, lo hacemos sobre todo por motivos medioambientales”, añade la agricultora. “Ni se nos ocurre dar un paso atrás”. Esta experiencia particular ilustra el salto de escala desde un inver-nadero almeriense al planeta Tierra. Emplea varias de las tecnolo-gías clave —desalación, reutilización, gestión digital— para uno de los grandes retos humanos: una agricultura capaz de garantizar la seguri-