SEGUIR LEYENDO SEGUIR LEYENDO Restaurar el icono de la Hospitalidad Francisco Benavides Vázquez Director de Patrimonio de San Juan de Dios España El antiguo Hospital de San Juan de Dios de Granada es la síntesis del patrimonio mate-rial e inmaterial de la Hospitalidad. Un ele-mento que nos conecta con el pasado y nos proyecta hacia el futuro. El bendito Juan de Dios soñó con una Casa “más capaz” donde poder acoger más y mejor a aquellos que lo precisaban. Se le quedaron todas las casas pequeñas y esta parecía que iba a cumplir sus expectativas. editorial CERRAR · · · El bendito Juan de Dios soñó con una Casa “más capaz” donde poder acoger más y mejor a aquellos que lo precisa-ban. Se le quedaron todas las casas pe-queñas y esta parecía que iba a cumplir sus expectativas. No llegó a verlo fun-cionar, pero plantó la semilla de aque-lla nueva manera de cuidar que a tan-tos entusiasmó hasta sumarse a él y pro-longar su legado. Es aquí, en este lugar, donde se concreta un modelo de cui-dados que admiró a Granada y que la desbordó. · · · La Hospitalidad al estilo de Juan de Dios, que siempre citamos, se oficializó entre estos muros. Las dificultades de los ini-cios empujaron a solicitar a Roma una “figura jurídica” que garantizara la con-tinuidad de una Hospitalidad auténti-ca y no edulcorada por otros intereses. Desde aquí se solicitó una bula pontifi-cia y luego aquí fue recibida para fijar aquella manera nueva de hacer. Y entre tanto, y de tejas abajo, aquella mane-ra inmaterial de entender la Hospitali-dad se trasmitía de generación en gene-ración y se expandía fuera de Granada convirtiendo este lugar en la verdadera Escuela de Hospitalidad que preservaba y contagiaba los valores heredados del considerado fundador carismático. · · · Este hospital vio la consolidación defini-tiva de una manera genuina de cuidados a medida que fueron pasando los siglos, optando por una permanente actualiza-ción y dinamismo que exigía cambios es-tructurales en sus dependencias. La ca-rencia de recursos y la austeridad pro-pia de los primeros siglos dieron paso a una exuberancia y belleza al servicio de la Hospitalidad durante la época del ba-rroco. Porque el hombre enfermo preci-sa de belleza para no caer en la desespe-ranza. Convertir un hospital de pobres y enfermos en un palacio que los eleva a la dignidad de príncipes. “La persona en el centro”. · · · Los cambios sociales y políticos tam-bién han dejado sus heridas en el edi-ficio. Épocas de agotamiento y declive hicieron que se desvaneciera un mode-lo que quiso ser continuado pero sin el alma del fundador. Y la estructura se mantuvo como testigo firme de un patri-monio vigente aguardando la vuelta de sus valedores y reivindicando la propie-dad histórica. Durante años acechando pero sin descuidar el valor de la Hospi-talidad, haciéndolo presente en el otro costado del templo que vertebra icóni-camente la estructura hospitalaria. Que se erige como el mejor símbolo del cui-dado espiritual, el cuidado del alma. · · · Las actuales generaciones conocen la importancia de la continuidad, de la tra-dición de permanecer aferrados a los principios y valores, a lo que no muta, sino que permanece y anhelan la fór-mula que permita ese tránsito de cono-cimiento de manera que no se produz-ca una desconexión que genere la pér-dida de un tesoro heredado y que lleva-mos en una vasija de barro. · · · El Hospital de San Juan de Dios es ese objeto que permanece a lo largo de la historia porque nosotros pasamos. Hoy estamos convocados a hacerle hablar, interrogarlo, hacernos preguntas que encuentren eco entre sus muros, en sus ventilados patios, en sus cálidas pintu-ras… para que iluminen permanente-mente la nueva Hospitalidad, pero siem-pre al estilo de San Juan de Dios. CERRAR