H Texto Emilio Ruiz Mateo Hay quien viaja para conocer el lugar donde sucede una escena concreta de su película favorita, quien lo hace por descubrir una receta cocinada por manos expertas y quien sueña con encontrarse cara a cara con una escultura. Y hay quien lo hace para mirar las estre-llas. Estos últimos tienen en su agenda, subrayado y en rojo, un destino al norte de Andalucía: Sierra Morena y Los Pedroches. Aún hay muchos que se sorprenden al saber que Sierra Morena es la mayor Reserva y Destino Turístico Starlight del mundo, compuesta por más de 400 kilómetros a lo largo del norte de las provincias de Jaén, Córdoba, Sevilla y Huelva. Pareciera una de esas curiosas vueltas que da la Historia, si pensamos que la Córdoba de Al-Andalus fue uno de los epicentros mundiales del culto a las ciencias, y más en concreto a la astronomía, con personajes tan cru-ciales como Averrores o Azarquiel. Algo debió quedarnos en la sangre, porque son muy pocas las provincias españo-las que pueden presumir de tener dos Reservas Starlight, si sumamos a la inmensidad de Sierra Morena esa pequeña joya de la naturaleza que es Los Pedroches. Un viaje por las estrellas Los astroturistas son esa nueva raza de viajeros que organizan sus escapadas buscando con ahínco lugares alejados de la luz y preparados para sus aventuras noc-turnas. Dicen los que saben que, para adentrarse en el astroturismo, solo es necesaria una mezcla de curiosi-dad, imaginación, sensibilidad ecologista, conocimien-tos básicos sobre el cielo y humildad. ¿Humildad? Sí, una condición que o bien se lleva de fábrica o surge al pasar las horas observando lo minúsculos que somos en comparación con el firmamento. Pero, ¿cómo logra un lugar ser denominado Reserva Starlight? Entre otros factores, siendo conscientes de algo tan simple como que la luz emitida hacia el cielo solo sirve para una cosa: no dejarnos ver las estrellas. Sustituir la luz blanca por la cálida y reducir la inten-sidad según el momento del día –¿es realmente nece-saria la misma iluminación de las calles a las 21 horas que a las cuatro de la madrugada?– también ayuda. Con pequeños cambios como estos iremos ganando cielo nocturno... Sumemos a ello buen clima, cielos despejados a lo largo de todo el año e infraestructuras turísticas y tendremos más cerca la línea de llegada. Sierra Morena lo logró en 2013 y, tres años más tarde, Los Pedroches. La guinda del pastel la proporciona esa situación geográfica de Andalucía: al ser la zona de Europa más próxima al ecuador, permite la observación de una mayor extensión del universo y el acceso a cuer-pos celestes sólo visibles desde aquí. Arriba el cielo, abajo la tierra No es lo mismo contemplar el firmamento desde un observatorio, a miles de metros de altura, que hacerlo en una dehesa rodeados de vegetación y fauna nocturna. Lo sabe bien quien lo ha probado. “Ver el cielo estrella-do acompañada por los sonidos y aromas de una noche de verano”, cuenta Daría Romero, vecina de Villanueva de Córdoba y presidenta del Centro de Iniciativas Empresariales y Turísticas Los Pedroches, “entre croar de ranas, silbido de búhos y siseo de lechuzas es una experiencia inolvidable. Ese olor del bosque de ribera del arroyo Santa María, el de los romeros, arrayanes y reta-mas que bajan por la falda del monte, y el del tomillo...”. Los Pedroches es solo una pequeña parte –esa maravi-llosa y elevada “esquina” que el poeta Juan Bernier defi-nió como la “azotea inmensa de la Sierra”– de Sierra Morena, uno de los corazones naturales de Europa, caracterizado por sus montes pardos cubiertos de bos-que cerrado, donde linces, águilas y ciervos campan a sus anchas. Los astroturistas de Sierra Morena relatan que a menudo, en tiempos de berrea, el bramido del ciervo acompaña sus expediciones, o que pueden inclu-so cruzarse con un lince al borde del camino... Cuentan que la Córdoba califal fue en su día la prime-ra ciudad de la Península que tuvo alumbrado públi-co nocturno. Resulta curioso, pero no extraño, que la misma tierra que fue pionera en alumbrar las noches demuestre ahora su sensibilidad para apagarlas. Así son los lugares donde se respetan la cultura, la tierra y las raíces. Así son los lugares donde saben mirar al cielo. Córdoba es de las pocas provincias españolas con dos Reservas Starlight: Sierra Morena y Los Pedroches. +alto +alto Luca Nichetti / EyeEm/Getty Córdoba es la segunda provincia andaluza en número de ejemplares de águila real (abajo), una especie protegida que se está protegiendo especialmente en Sierra Morena.