01 +merece un viaje NO HAY QUE PERDERSE: La cueva de Pozalagua, descubierta tras una voladura en una cantera, cuenta con una colección de estalactitas excéntricas única en Europa. La sala Versalles es sin duda el espacio más atractivo. El balneario Vicente Palloti llegó a contar con esta-ción propia en el trayecto del ferrocarril Bilbao-San-tander, cuando había ocho trenes diarios, lo que da una idea de la entidad de un establecimiento que se ha adaptado a los nuevos tiempos desde su rela-ción centenaria con el agua. Vinculado en su origen a la orden de los palotinos (lleva el nombre de su fundador), se encuentra en un recodo de este gran valle vizcaíno, en un entorno discreto, que lleva al re-cogimiento. Aunque ya secularizado, el balneario de Karrant-za sigue siendo un lugar para el retiro espiritual (son habituales los encuentros de yoga), aunque no eso no deja fuera la gastronomía, con rotundos menús que recuperan la cocina tradicional del valle vizcaí-no: la terapia y la meditación son compatibles con una buena alubiada. Su historia se remonta al siglo XVIII cuando los ve-cinos comprobaron cómo gozaban las vacas de las cálidas aguas de las fuentes de Bosobrón antes que de las del río cercano. Pronto hicieron pozas que uti-lizaban para aliviarse. De aquellas bañeras naturales, este establecimiento de 56 coquetas habitaciones, el más pequeño y familiar de los que salpican la cor-nisa cantábrica. Karrantza Meditación compatible con una buena alubiada El balneario de Karrantza mantiene el recuerdo de quien fue su referente, Vicente Pallotti.