5 Cuando escribo estas líneas, nos encontramos aún en medio de una de las etapas más extrañas en la vida de todos nosotros como consecuencia de la declaración del estado de alarma por la crisis del coronavirus. Por eso, aun-que es ésta una memoria dedicada al 2019, a partir de ahora, todo se verá condicionado por lo que acabamos de vivir. La crisis sanitaria nos ha puesto de manifiesto, mucho más si cabe, la importancia del agua. Pero volviendo a nuestro año 2019, ha sido –cómo no– un año en el que las herramientas de planificación han estado muy presentes. Los planes hidrológicos están en continua revisión para su mejora y en este ejercicio hemos abierto de nuevo un proceso de participación para lo que será el Plan Hidrológico de Tercer Ciclo para el periodo 2021-2027 con la consulta so-bre sus documentos iniciales. También hemos entrado en el segundo ciclo del Plan de Gestión de Riesgo de Inundación de la Demarcación del Ebro. Ambos son documentos clave y de referencia para la coordinación entre Administraciones y con la sociedad. Junto a la planificación, la participación. Este año ha sido también año de elecciones para renovación de los representantes de los usuarios en los órga-nos colegiados y como consecuencia de las elecciones autonómicas y loca-les, se han renovado también los representantes de esas Administraciones. Y junto a los anteriores, el tercer pilar de la gestión hídrica en España: la unidad de Cuenca. No puedo dejar de recordar aquí a los afectados por los episodios de inundación que hemos vivido en la cuenca del Ebro, con una especial mención a las inundaciones de Miranda de Ebro (Burgos); las lluvias que afectaron en octubre al Bajo Segre en las cuencas del Sió, Set, Asmat y Corb, en Lleida; las crecidas en la cuenca del Zidacos y las afecciones en Tafalla (Navarra) y las intensas lluvias del 8 de julio y las inundaciones de Reinosa y Campoo (Cantabria) con el episodio de precipitaciones del mes de diciembre. En todas esas zonas, la Confederación ha abierto tres líneas de intervención: la mejora del conocimiento hidráulico e hidrológico de la cuenca mediante la realización de estudios de diagnóstico en detalle que permita soluciones ejecutables por la CHE o por otras Administraciones; la recuperación de la capacidad de desagüe de los principales cauces y por último, la redacción de proyectos de restauración, en el caso de Reinosa, con la ampliación del espacio fluvial del río Híjar y en el caso de Tafalla, con un proyecto de recuperación general del Dominio Público Hidráulico en el río Zidacos. Pero no solo reparamos. En la prevención de las inundaciones es imprescin-dible la prevención y la preparación. Por eso, conjuntamente con Navarra, Aragón y La Rioja, se ha seguido trabajando en el proyecto Ebro Resilience para Presentación María Dolores Pascual Vallés Presidenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro Servicios críticos yesenciales en la gestión del agua