pROcesos y materiales El deterioro de los morteros es una patología frecuente en los muros de las edificaciones antiguas. En las fábricas de mampostería o de ladrillo, el prolongado abandono de muchas edificaciones ha ocasionado la desintegración o pérdida, en ocasiones, de los revestimientos, en primer lugar, y posteriormente de los morteros de unión de las piezas. Esto provoca, a veces, el desprendimiento de los mampuestos, pudiendo llegar el muro al colapso. Por esto, una intervención frecuente en las edificaciones antiguas es la restitución o consolidación de los morteros con que se unieron los mampuestos y ladrillos. texto y fotos_Fermín Font (Arquitecto Técnico) El aglomerante con el que tradicionalmente se han hecho los morteros para las mampos-terías es la cal, aunque donde ha abundado el yeso este también se ha empleado, tanto en paramentos a resguardo de la intemperie como en los exteriores expuestos a las inclemencias del tiempo. Eso sí, hemos de tener en cuenta que el yeso de antaño era bien diferente al actual: de grano fino y vulnerable al agua. Los morteros en albañilería se emplean para múltiples funciones, entre ellas la de unir mampuestos, ladrillos o bloques, o para el revestimiento de los paramentos, utilizando en este menester árido de grano de tamaño máximo menor de 2 mm, y según qué trabajos incluso más fino. Antiguamente, para unir las piezas se usaba un árido más grueso, normalmente de una granulome-tría discontinua, producto de los sedimentos arenosos acumulados en los cauces de los ríos, de depósitos geo-lógicos o del machaqueo de las rocas. La calidad de la mezcla, entendiendo por esta el re-sultado de una adecuada proporción de los componen-tes, así como la calidad de la cal y de los propios áridos, limpios de tierra y materia vegetal, es un factor deci-sivo para la durabilidad de la argamasa. Encontraremos frecuentemente argamasas medievales duras como la Video Nuevo método para el rejuntado