La Colmena Contraban Kimpton Vividora Ganiveteria Roca La Colmena Esta icónica pastelería abrió sus puertas en 1849, con Rosendo Abella al frente. Sigue siendo un negocio fami-liar que celebró recientemente 150 años de historia; la familia Roig es quien hoy elabora el célebre turrón de yema, los merengues, la coca montserratina o los cara-melos de lavanda, malvavisco o anís. El interiorismo del local (con su letrero en pan de oro) es una de las obse-siones del heredero Josep Maria, consciente de su valor como espacio irrepetible. Imprescindible probar la enca-sada (huevo, limón y mató). Plaça de l’Àngel, 12. pastisserialacolmena.com Contraban El escondite dentro del escondite. En el interior del apar-tado y elegante hotel Wittmore encontramos este restau-rante capitaneado por el chef Alan Guiard. Ambos espa-cios comparten estética de speakeasy y una cultura de club privado del siglo XIX. Tienen un compromiso firme con la gestión de residuos, la lucha contra el plástico y el despilfarro de agua (colaboran con la organización Gravity Wave). En la carta del Contraban destacan las ostras con yuzu, el codillo, los canelones o la cocotte lutée de lubina. Carrer de Riudarenes, 7. wittmorehotel.com Kimpton Vividora Un hotel que apuesta por la exquisitez y el desenfado en igual medida debe jugar muy bien sus cartas. En este caso han encontrado el tono aliándose con talento local: Carner en las amenities y el chef Jordi Delfa en su restau-rante Fauna, con una cocina catalana modernizada (fri-candó de presa ibérica, crujiente de pies de cerdo, butifa-rra de perol). El Kimpton Vividora hace honor a su nom-bre; permite mascotas sin cargo adicional, y los meses de buen tiempo organiza en su terraza conciertos acústicos en pequeño formato con grupos locales y entrada gratis para los vecinos. Carrer del Duc, 15. kimptonvividorahotel.com Ganiveteria Roca Buena señal cuando los clientes ponen mote a tu local: indica respeto y cercanía. La Solingen, como muchos vecinos llaman a esta cuchillería fundada en 1911, es un local modernista hoy catalogado y protegido. Además de sus impresionantes escaparates minuciosos (impo-sible no enamorarse de alguna de las piezas mostra-das), lo mejor de la Roca son sus vendedores, que con-trolan cada ítem del catálogo. ¿Y de dónde viene lo de Solingen? Esa ciudad de Renania tenía, como la fran-cesa Nogent, gran fama cuchillera. Como dice el már-mol inscrito en el suelo: “Casa de confiança”. Plaça del Pi, 3. ganiveteriaroca.com