OPORTO © Alamy/Cordon Press © Laif/Cordon Press Es un distrito cultural, gastronómico y de ocio. // ENG It’s a cultural, gastronomic and leisure district. SEGUIR LEYENDO READ MORE Vila Nova de Gaia cuenta, al igual que Oporto, con plazas en las que el tiempo parece haberse detenido (arriba). Abajo, Sandeman, con 200 años de historia. // Like Porto, Vila Nova de Gaia has squares where time seems to have stood still (above). Below, Sandeman, with 200 years of history. El río Duero sirve como espejo en el que se mira Oporto, la urbe encantadora, discreta y vibrante al mismo tiempo. Pero la imagen que le devuelve al otro lado, en la orilla izquierda, no es la suya propia, sino de la de su complementaria. Vila Nova de Gaia es la ciudad –que no barrio– del vino, donde se encuen-tran las bodegas que son el corazón y el alma portuense. Cru-zar el puente Don Luis I tiene ahora más sentido que nunca: a finales de 2020 Gaia estrenó WOW (siglas de World of Wine), un distrito cultural, gastronómico y de ocio que se abre tan-to a visitantes como locales con una oferta que va mucho más allá de la visita a bodegas. Museos sorprendentes, restaurantes con grandes chefs al frente y plazas de encuentro con vistas privilegiadas del viejo Oporto en las que siempre hay activi-dades, desde música en directo hasta instalaciones de arte. EL VINO, EL PRINCIPIO DE TODO Antes de 2020, Vilanova de Gaia era conocida por ser el hogar de bodegas históricas como Sandeman, Graham’s o Taylor’s. Precisamente esta última comparte CEO Con WOW, Adrian Bridge, inquieto impulsor de un proyecto que hunde sus raí-ces en ese legado vinícola para expandirlo. Recorrer los 35.000 metros cuadrados de este distrito, cuesta arriba, cuesta abajo, es encontrarse con un esperable (pero muy didáctico) museo del vino pero también con uno dedicado al corcho –con usos que van mucho más allá del simple tapón de las botellas– y un espacio inclasificable, Pink Palace donde, partiendo de la excusa del vino rosado, se crea un universo pop hedonis-ta e instagrameable en el que Barbie se sentiría como en casa. Hay más por venir. Marta Bravo, directora de los museos de WOW, explica que “el proyecto no tiene fin” y que la progra-mación no cesa de ampliarse con exposiciones de arte en cola-boración con la Tate Collection, festivales dedicados a la cer-veza artesanal o talleres de todo tipo. “Es un espacio con vida, dinámico y lleno de oportunidades para crecer”, añade Bravo. GASTRONOMÍA SIN LÍMITES Para dar forma a WOW se han reconvertido alguna de las antiguas bodegas. Quedan huellas: en el restaurante T&C (Rua do Choupelo, 39) es posible comerse una francesinha –plato contundente que es todo un emblema de la ciudad– en una mesa situada dentro de una barrica de vino gigante. La sofisticación gastronómica tiene nombre propio, el del chef Ricardo Costa, que ostenta dos estrellas Michelin en el restau-rante del hotel relais & châteaux The Yeatman y que acaba de abrir en la renovada Gaia su restaurante Mira Mira, con una terraza espléndida que mira al Duero y un interior lim-pio y minimalista. “La cocina de Mira Mira ofrece una visión relajada de la alta gastronomía. Es libre, sin presiones, siem-pre auténtica”, describe el chef, que logra platos redondos como las mollejas con bloody mary y acelga o la naranja san-guina con azafrán y pistacho. Recetas con alma inequívoca-mente portuguesa pero repensadas para un disfrute total. Callejear por la nueva Vila Nova de Gaia garantiza sorpresas al cruzar cada esquina. En la rua do Choupelo aguarda la his-tórica bodega Taylor’s, donde es posible finalizar la visita con una cata en su idílico jardín interior, copa de vino de Oporto en mano, mientras pavos reales campan a sus anchas. Entre las sorpresas, un museo del chocolate que esconde en su interior una pequeña fábrica, The Chocolate Story Museum. Allí, como si se tratara de un Willy Wonka a la portuguesa, el maestro chocolatero Pedro Araujo elabora el premiado Vinte Vinte, que se cata tras finalizar la visita. “En el museo puede verse cómo nació el chocolate y cómo ha ido evolucionando hasta nuestros días. Además, es posible observar el proceso de producción en la propia fábrica que tenemos dentro”, cuenta Araujo. ¿Por qué un museo dedicado al chocolate en la meca del vino? “Siem-pre digo que el vino y el chocolate forman una combinación hecha en el cielo. Existe una vinculación natural entre ambos”. MODERNIDAD BIEN ENTENDIDA Traspasando los límites de WOW, Vilanova de Gaia reú-ne suficientes encantos para una visita cool pero relajada, con un carácter propio que (aún) no entiende de globaliza-ción. Las plazas de edificios bellamente azulejados aguar-dan a todo el que quiera tomarse un café o un vinho –noble-za obliga– en sus mesas. Ciudad arriba espera Jardim do Morro, un lugar perfecto para disfrutar de una puesta de sol de postal, con los rabelos tradicionales navegando a cáma-ra lenta por el Duero. Y de camino, los amantes del arte urbano tienen una cita en la esquina de las calles Guilher-me Gomes Fernandes y Dom Afonso III con Half Rabbit, del artista Bordalo II, una escultura gigante de un conejo hecha a base de material reciclado recogido por el propio autor en las calles de Gaia. Metáfora perfecta de una ciudad que ha sabido reinventarse sin perder una gota de su esencia. ENG The Douro River serves as a mirror in which Porto, a city that is charming, understated, and vibrant at the same time, is able to see itself. But the image on the other side, on the left bank, is actually that of its counterpart. Vila Nova de Gaia is the city - not the district - of wine, where you can find the wineries that are the heart and soul of Porto. Crossing over the Don Luis I bridge is now a better idea than ever: at the end of 2020 Gaia opened WOW (World of Wine), a cultural, culinary and leisure district that is open to both visitors and locals, with an appeal that goes far beyond a visit to the wineries. There are unexpected museums, restaurants with incredible chefs at the helm and meeting places with spectacular views of old Oporto and constant activities, from live music to art installations. WINE, THE BEGINNING OF IT ALL Before 2020, Vila Nova de Gaia was known as the home of historic wineries such as Sandeman, Graham’s or Tay-lor’s. The latter in fact shares the same CEO as WOW, Adri-an Bridge, the enterprising promoter of a project rooted in this winemaking legacy with a vision to watching it grow. Walking through the district’s 35,000 square metres, uphill and downhill, you’ll discover a wine museum, as you would expect (but one that’s very educational), and one dedicated to cork and its many uses that go far beyond the simple bot-tle stopper. There is also a space that is impossible to cate-gorise -Pink Palace- where, using rosé wine as inspiration, a hedonistic and Instagrammable pop universe has been created where Barbie herself would feel right at home. There is more to come. Marta Bravo, director of the WOW museums, explains that “the project is never-ending” and that the programme is constantly expanding with art exhibi-tions in collaboration with the Tate Collection, festivals ded-icated to craft beer and workshops of all kinds. “It’s a lively, dynamic space full of opportunities to grow,” adds Bravo. CUISINE WITHOUT LIMITS To give shape to WOW, some of the old wine cellars have been converted. Traces remain: in the T&C restaurant (Rua do Choupelo, 39) you can enjoy a francesinha - a hearty dish that’s an emblem of the city - at a table set inside a giant wine barrel. Culinary sophistication, meanwhile, has its own name, that of chef Ricardo Costa, holder of two Miche-lin stars at the restaurant of the Relais & Châteaux Hotel The Yeatman who has just opened his restaurant Mira Mira in the renovated Gaia, with a magnificent terrace over-looking the Douro and a clean, minimalist interior. “Mira Mira’s cuisine offers a relaxed vision of haute cuisine. It is free, unpressured, always authentic”, describes the chef, who achieves well-rounded dishes such as sweetbreads with Bloody Mary, and chard or blood orange with saffron and pistachio. Recipes with an unmistakably Portuguese soul but carefully reconsidered for maximum enjoyment. Strolling through the new Vila Nova de Gaia is guaranteed to provide surprises around every corner. On Rua do Choupe-lo awaits the historic Taylor’s winery, where you can end your visit with a tasting in its idyllic interior garden, glass of port wine in hand, while peacocks roam freely. Among the surprises is a chocolate museum that conceals a small facto-ry inside, The Chocolate Story Museum. There, like a Portu-guese Willy Wonka, master chocolatier Pedro Araujo makes the award-winning Vinte Vinte, which is sampled at the end of the visit. “In the museum you can see how chocolate was born and how it has evolved up to the present day. You can also observe the production process in the factory we have inside,” says Araujo. Why a chocolate museum in the wine mecca? “I’ve always said that wine and chocolate are a match made in heaven. There is a natural link between the two.” MODERNITY DONE THE RIGHT WAY Beyond the limits of WOW, Vila Nova de Gaia has enough charm for a cool but relaxed visit, with a character all its own that (still) has no concept of globalisation. The squares of beautifully tiled buildings await anyone who wants to enjoy a coffee or a glass of vinho - noblesse oblige - at their tables. Uptown, the Jardim do Morro awaits, a perfect place to enjoy a picture-postcard sunset, with the traditional rabelos sailing in slow motion on the Douro. And on the way, urban art lov-ers have an appointment at the corner of Guilherme Gomes Fernandes and Dom Afonso III with Half Rabbit, by the art-ist Bordalo II, a giant sculpture of a rabbit made from recy-cled material collected by the artist himself on the streets of Gaia. A perfect metaphor for a city that has managed to rein-vent itself without losing a single drop of its essence.