Actividad histórica Si empiezo a hablar de la caza, diré que es una actividad que históricamente tie-ne una vida muy larga, un pasado lleno de buenos momentos en el campo, que nuestros ancestros ya la practicaban y nosotros, los actuales cazadores, hemos aprendido de ellos todo lo que hay que saber sobre la única y verdadera caza. Una actividad cazadora que forma parte del ciclo vital de la naturaleza, sea entre los propios anima-les salvajes o entre ellos y el hombre. Por supuesto, que cualquier persona contraria a la caza y que pregona con bastante inquina la ani-madversión que siente por todo lo que significa el cazar, seguramente nunca conseguiremos que la respete o, por lo menos, entienda parcialmente el significado de la caza, la caza verdadera. Y yo no voy a derrochar esfuerzos por hacer esta labor con este tipo de personas, yendo detrás de ellos para convencerles de algo que ni entienden ni quieren entender; aunque quiero dejar claro que respeto siempre sus opiniones, pero me reservo el derecho de no compartirlas. Lo que si haré sin descanso es una táctica de defensa vs ataque: por una parte, defendiendo mis ideas sobre la caza ante cualquier ataque externo menospreciando esta actividad o a las personas que la practican y, por otro lado, una táctica de proyección a futuro, enseñando todo lo que he aprendido a lo largo de mis años de cazador a las futuras generacio-nes de cazadores. Mostrar la caza como realmente es Fundamental es que todos los que sabe-mos un poco de caza sepamos mostrarla con todas sus virtudes y defectos a los jóvenes. Mostrarla claramente, sin tapujos, con orgullo de ser cazadores, pero sin excentricidades y sensa-cionalismos, que lo único que hacen es mucho daño a su imagen. Yo, personalmente, y en la parte que me compete haciendo fotografías, siempre he tenido una nor-ma inquebrantable y es el mostrar a través de imá-genes la esencia de la caza, la rehala y la montería española. Imágenes con respeto y que muestren momentos y vivencias que, cuando las veas, sien-tas orgullo de ser cazador. Lo primero que hay que tener muy en cuenta es hacer hincapié en que la actividad cinegética es completamente legal; por descontado, excluyo a la figura del furtivo, que en los tiempos actua-les no tiene cabida y que es necesario erradicar completamente. Hablo de cualquier cazador que practica la caza correctamente y enseña a las nuevas generacio-nes: primero, que hay que cumplir las normativas marcadas en cada territorio donde caza; segundo, que la caza se realice como mandan los cánones y el respeto por la pieza abatida sea absoluto; ter-cero, que el cazar no se convierta en una compe-tición a ver quién es el que más cantidad caza. Si en cada salida de caza nos planteamos una jor-nada cinegética con la ilusión de compartir buenos momentos con amigos, disfrutando del campo y, al final del día, junto a un buen almuerzo, reírnos compartiendo chascarrillos, la dicha será plena y estaremos deseando que llegue el siguiente fin de semana para vestirnos de verde, preparar los ar-chiperres y volver otro día más a cazar. Nuevas generaciones de cazadores Todos vemos jóvenes cazadores en cual-quier junta montera, en una reunión ma-ñanera en el bar del pueblo organizando una batida o en una casa de campo dentro de una finca donde se juntan unos cuan-tos amigos con sus respectivas familias para dar un pequeño gancho, un ojeo de perdiz o una salida para cazar algún co-nejo o las veloces orejonas. Estos chicos y chicas, que llenos de ilu-sión acompañan a sus mentores, son los que dan vida presente y futura a la caza. «Mostrarla claramente, sin tapujos, con orgullo de ser cazadores, pero sin excentricidades y sensacionalismos, que lo único que hacen es mucho daño a su imagen»