El pasado de Frigiliana se nutre de referencias árabes o judías, el presente se construye por los extranjeros que la habitan. ALCALÁ DEL JÚCAR (ALBACETE) Puro vértigo FRIGILIANA (MÁLAGA) Blanco nuclear ALCALÁ DEL JÚCAR (ALBACETE) 07. Puro vértigo Sus casas colgantes, que se suceden a través de calles estrechas y empinadas, parecen querer trepar desde el río Júcar hasta el cielo. Y en su afán de poner a prueba su consistencia, en su agujereada colina se excavaron, durante la época árabe, diferentes túneles y cuevas, desde cuyos miradores se protegía la ciudad, que hoy en día han sido transformadas en restaurantes, alojamientos… o incluso discotecas, como las Cuevas de Masagó, el Duende o el Diablo. Esta antigua fortaleza musulmana de la comarca de La Manchuela, utilizaba para protegerse también su castillo, construido entre los siglos XII y XIII. Hoy en día, las aguas del río Júcar y su irregular plaza de toros se suman como atractivos turísticos a su pasado como pueblo medieval. + QUÉ HACER AQUÍ. Es una excelente zona para practicar senderismo, recorriendo los márgenes del río Júcar, y visitando la bellísima pedanía de Tolosa, o atravesando los senderos del Batán y Sendero el Morrón. FRIGILIANA (MÁLAGA) 08. Blanco nuclear Si su pasado se nutre de referencias árabes o judías, su presente se construye, en buena parte, por los extranjeros de hasta veinte nacionalidades que la habitan, un tercio de sus residentes. Llegan hasta aquí atraídos, sin duda, por su tranquilidad de su Barribarto (barrio alto), sus zigzagueantes y empedradas calles, las blancas fachadas de sus casas con puertas y ventanas de contrastados y meditados colores… También por la cercanía a las playas de Maro y al Parque natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama, o por el respeto a la tradición que se mantiene en esta localidad de la Axarquía malagueña, que conserva todavía uno de los 37 ingenios azucareros, en torno a los cuales se armó toda una industria que hizo que la que fuera aldea musulmana creciera, pasando a ser villa. + QUÉ HACER AQUÍ. Acercarse a El Acebuchal, una villa que estuvo abandonada y que ahora es referente en turismo rural.