nombre Mucho más que un La historia de la industria del automóvil está repleta de errores en la elección de los nombres de algunos modelos: juegos de palabras, términos malsonantes en algunos idiomas... Sin embargo, el nombre es esencial, es la tarjeta de presentación del modelo. ¿Qué criterios se siguen a la hora de dar una denominación comercial a un coche? Texto: gonzalo de martorell La marca Lamborghini utiliza nombres de toros de lidia por el signo zodiacal (Tauro) de su creador. Seguir leyendo Seguir leyendo Somos un nombre. Nada nos define más. Es la manera en la que vamos a presentarnos ante el mundo, la que indicará cómo vamos a ser reconocidos y tratados. Incluso la memoria que dejaremos a nuestro paso llevará nuestro nombre. La trascendencia de un nombre excede incluso la mera condición humana. En el hipertecnológico mundo del automóvil una mala elección del nombre puede dar al traste con la trayectoria comercial de un buen modelo, o peor aún: convertirlo en un chiste. Por esa razón los grandes constructores se mueven con unas reglas muy estrictas para el “Naming”, el conjunto de criterios que se tienen en cuenta a la hora de nombrar un modelo. FERRARI: CHE CONFUSIONE! En este sentido la marca de Maranello es probablemente la que tiene unas reglas de “Naming” más enrevesadas ya que emplea tanto criterios técnicos como denominaciones “sentimentales” o toponímicas. Por ejemplo, para modelos como el 400 América (4.0 litros) o 560 (5.6 litros) o 599 (5.9 litros) el número no es más que la referencia a la cilindrada. Hay otros casos, como los 275, 330, 365, 488 y otros similares, en los que el número indica solamente el cubicaje de un único cilindro. Y cuando a la marca le interesa remarcar especialmente la arquitectura del motor la incluye en la denominación, como por ejemplo en el Ferrari 296 (2.9 Litros V6) o Dino 156 (1.5 Litros V6). Pero, atención, porque los amigos de Maranello pueden complicarlo más y en algunos casos combinar la cilindrada con el número de válvulas por cilindro, como en el Ferrari 355 (3.5 Litros/ 5 válvulas por cilindro). Estos códigos numéricos Ferrari los aplica casi sin excepción en sus coches de producción de la categoría sport, los GT. Pero para los modelos más dirigidos al disfrute en carretera o con cuya denominación se desea homenajear alguna gesta deportiva se recurre directamente a los nombres en italiano: “Purasangue”, “Roma”, “Stradale”, “Portofino” o “Monza”. TOROS PARA SANTA ÁGATA Es conocido incluso por el gran público que, como norma general, aunque hay algunas excepciones, la marca de Santa Ágata pone a sus coches nombres de toros de lidia famosos. La tradición dice que Ferruccio Lamborghini era aficionado a los toros. En realidad, y a pesar de la creencia popular, no consta que dicha pasión por la tauromaquia fuera más allá de lo anecdótico y resulta mucho más plausible la versión que dice que el creador de la marca era de signo zodiacal Tauro. Según la mitología griega el toro fue la forma que adoptó el dios Zeus para seducir a Europa y raptarla, y Ferruccio estaba obsesionado con esta figura mítica, de modo que eligió el toro como emblema. A partir de ahí, seleccionar nombres de toros famosos era casi inevitable... pero no cualquier nombre. Lamborghini bautiza sus coches con nombres de toros que han pasado a la historia por algún motivo; “Islero” fue el toro que mató a Manolete y “Murciélago” fue un Miura que sobrevivió a 24 estocadas del Lagartijo, por lo que fue indultado. “Diablo” fue un animal tan bravo que su torero, José Lara Jiménez “Chicorro”, pidió el indulto para él en la misma arena y “Aventador” ganó el trofeo al toro más bravo de la Feria de Zaragoza en 1993. Evidentemente hay modelos que han roto esa tradición, como el Countach, que significa “asombroso” en dialecto piamontés. EL CÓDIGO MERCEDES-BENZ Mercedes-Benz no se deja llevar por denominaciones sentimentales y con germánico cartesianismo se ciñe a un estricto código de siglas -renovado en 2014-, cada una de las cuales precede a un número y abarca todas las posibilidades de estilos y acabados de los modelos de la marca de Stuttgart siguiendo el orden de plataforma-segmento-tipo de carrocería. Por ejemplo, los clase A son los “Hatchback” (con portón trasero); los clase B son vehículos polivalentes; los clase C, Berlina, Estate y Coupé Clase Confort; los clase CL se refieren a los Coupé Leicht y Coupé ligero; los clase GL (“Geländewagen Leicht”) son SUV ligeros; los clase R son monovolúmenes Premium; los S (“Sonderklasse”) son Sedanes de lujo, o los clase SLK son Deportivos ligeros Roadser. Asimismo, todos los modelos Mercedes-AMG terminan en “3” o “5” y empiezan por “4”, “5”, “6”... según el tipo de motor que lleven. Por otra parte, los modelos convencionales terminan en “0” y van desde el 180, 200, 250, 300, 400 hasta el 500, de acuerdo a las entregas de potencia y tipo de vehículo. MERCEDES JELINEK La niña que dio el nombre de Mercedes a una marca alemana -la única automovilística con nombre de mujer- era la hija de 11 años de Emil Jelinek, un empresario austro-húngaro que comercializaba coches Daimler y participaba con ellos en carreras con el nombre de su hija Mercedes. La llamó así tras enamorarse de la sonoridad del nombre cuando, durante una estancia en 1872 como diplomático en Tetuán, oyó hablar de la princesa María de las Mercedes de Borbón y Habsburgo-Lorena.