Seguir leyendo La gastronomía madrileña está de moda La cocina tradicional, la de vanguardia y la de fusión conforman una carta fabulosa, creativa, internacional y divertida en la Comunidad de Madrid. club renfe para Madrid © M.A. Sánchez_Comunidad de Madrid © Madrural_Comunidad de Madrid Pueblos de Madrid y micología. Panorámica de la visitada plaza de Chinchón, una localidad donde se come muy bien en los restaurantes que hay en los soportales. El mundo de las setas tiene cada vez más seguidores. La gastronomía madrileña no para de crecer. Algo pasa entre los fogones madrileños que cada cierto tiempo nacen nuevos espacios gastronómicos, de restaurantes hasta comercios especializados, pasando por escuelas de cocina, rutas gastronómicas, mercados rehabilitados y bodegas. Una auténtica revolución que hace de Madrid un destino de moda para los amantes de la buena mesa. Los foodies tienen donde escoger. La ciudad ofrece un amplio muestrario para saciar los apetitos y satisfacer los paladares más exigentes. Hay para todos los gustos. Aquí conviven las tabernas y restaurantes centenarios junto a los gastrobares y enotecas más modernos. Se codean por igual los restaurantes de menú del día con la vanguardia y la fusión de las cocinas internacionales. Ya sea en salones interiores, terrazas o barras, cualquier sitio es bueno para degustar la oferta de tapas, clásicas y creativas, que ofrecen los restauradores madrileños. Estrellas y clasicismo Salgamos a la calle. Es el momento de elegir dónde comer o cenar. La alta cocina tiene una alineación de gala. Un ‘dream team’ entre fogones: Dabiz Muñoz, Dani García, Quique Dacosta, Jesús Sánchez, Ramón Freixas, Paco Roncero, Mario Sandoval, Diego Guerrero, Rodrigo de la Calle… y la lista sigue y sigue. En Madrid se concentran 29 estrellas Michelin en 24 restaurantes. Establecimientos a pie de calle y también en los hoteles de lujo de la ciudad: Dani en el Four Seasons, Cenador de Amós en el Rosewood Villa Magna, Deessa en el Hotel Mandarin Oriental-Ritz; Jerónimo en el Hotel Edition Madrid y Leña y Smoking Room en Hyatt Regency Hesperia Madrid. Y los que están por llegar como el Nobu Madrid y el proyecto del Grupo El Paraguas en el icónico edificio Metrópolis, entre Gran Vía y Alcalá. También hay un Madrid con solera. Un Madrid donde convive la historia y la gastronomía y por donde pasaron personajes como Galdós, Valle-Inclán, Goya, Truman Capote y Ernest Hemingway. Locales y tabernas centenarios donde se funden la literatura y las artes con los sabores más populares. Asados en Casa Botín (abierto desde 1725); carnes de la sierra de Madrid en El Charolés de San Lorenzo de El Escorial; cocidos en Lhardy, Malacatín (en El Rastro) o La Bola; bacalao en Casa Labra, tortillas de patata en La Ardosa, gambas al ajillo en La Casa del Abuelo, con la catedral de la Almudena de fondo, y callos o merluza en el Café Gijón, donde se respira cultura por todos sus rincones. Ante semejantes manjares no puede faltar el acompañamiento de un buen vino de Madrid. Del que se produce en las más de 20 bodegas visitables repartidas por la Comunidad. A menos de 60 minutos desde la capital, los bodegueros abren sus puertas para que el aficionado a la enología vea cómo se hacen y saben los caldos madrileños, que van logrando reconocimiento en el mercado internacional. El enoturismo gana fuerza. Diferentes rutas permiten al viajero visitar las cuatro subzonas vitivinícolas de Madrid: Arganda, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias y El Molar. Y en ellas, entrar en bodegas de Cadalso de los Vidrios o Villa del Prado por el oeste; o las de Colmenar de Oreja y Aranjuez, más hacia el sur. Vinos que nacen de uvas como la malvar, la tintilla o la garnacha tinta, entre otras. Todas dan color y sabor a una Denominación de Origen con personalidad en los paladares. Cocina de proximidad Viajemos a los alrededores de Madrid. Dejarse caer por San Lorenzo de El Escorial, Valdemorillo, Valdemoro, Titulcia, Chinchón o Aranjuez es disfrutar de una cocina de proximidad que garantiza la calidad de los ingredientes. Carne de la Sierra de Guadarrama, aceitunas de Campo Real, aceite de Madrid, anís de Chinchón o Vinos de Madrid son productos con denominación de origen. Otras experiencias singulares son descubrir áreas que cada día están más en boga: las rutas micológicas por la Sierra de Guadarrama (Cotos, Fuenfría…) permiten acercarse al mundo de las setas con talleres para conocer e identificar los hongos que nacen en las laderas de esos puertos de montaña. O asistir a la escuela de hostelería de Madarcos con 300 metros cuadrados de aulas y cocinas, y 2.000 de parcela para huerto, invernadero y gallinero. O conocer pequeños negocios donde se producen vermú, ginebra o cerveza artesanal. Como dice el dicho: de Madrid al cielo… gastronómico.