Y, de repente, llegó el susto. Y cuando te recuperaste, llegaron también otras cosas: Llegó volver a miraros a los ojos, y los paseos largos, y esa conversación honesta con tu hermana. Llegó el momento de leer todos esos libros que te esperaban, y bailar en la cocina un martes por la mañana, y sentarte a comer. Llegó tu nueva bici, y las sobremesas con tu padre. Y descubrir que el árbol que siempre estuvo en tu calle es un almendro y da una flor preciosa en marzo o que el panadero tiene un hijo que es un as en matemáticas. Llegó jugar con tus hijos pensando en jugar con tus hijos. Llegó esa nueva forma de tomarte la vida. ¿Y si no esperamos al susto para vivir como queremos vivir? mejor 900 10 10 21 Salud Dental asisa.es Vida Accidentes Decesos MascotasViajes mejor así