Koh Espai Joliu Väcka The Cake Man Bakery Koh El interiorismo (techos altos e iluminación tenue y cálida) es una de las razones por las que este es uno de los restaurantes asiáticos más populares del barrio. La otra es, claro, su carta, con opciones vege-tarianas y curris, costillas de cerdo, ramen o alitas de pollo frito, además de esa rareza que es el cangrejo de cáscara blanda. Su dueño, Kike del Olmo, fotógra-fo y viajero, reformó el edificio bajo el ideario de la arquitectura pasiva. “Es una caja aislada del exterior que consigue ahorrar un 65% de energía”. Pujades, 133. Espai Joliu Todo lo que un millennial necesita para ser feliz: plantas, café excelente y revistas. Este espacio con carisma (se mantuvo el espíritu de la fábrica que fue un día), mitad vivero mitad cafetería, está capita-neado por Lucía López, diseñadora gráfica. Se nota su buen ojo estético en la selección de prensa, flores y cerámicas a la venta y en la habilidad para crear pequeños rincones. Tres imprescindibles: la kom-bucha artesanal, las galletas de Más Meriendas y el café de Three Marks. Badajoz, 95. Väcka Nada que ver con el animal que muge: väcka’ es el tér-mino sueco que se refiere a ese despertar de la toma de conciencia. Ana (argentina) y Maxime (francés) han creado un espacio dedicado a los quesos vegetales producidos de forma artesanal, respetando la lentitud de cada proceso. “Comer es un acto político que tiene efectos sobre nuestra salud, el medio ambiente y la sociedad en la que vivimos”. Contribuyen a una die-ta más saludable con alternativas sostenibles como la crema de anacardos, el cheddar de calabaza o la mözza de almendras. Organizan, además, estupendos lunch boxes con platos como las hamburguesas de setas, los oniguiris o el bizcocho de matcha. Almogàvers, 138. vacka.es The Cake Man Bakery El australiano Hayden College aparece con frecuen-cia en el Instagram de su obrador, siempre sonrien-do y siempre tramando algo para sabotear la dieta. Lo último: la tarta de almendra y pera. Los laming-tons (pastelitos de chocolate, coco y frambuesa) son su guiño patriota neozelandés, y también está aten-to a las peticiones veganas. Otro clásico de la casa es el minicake de ricotta, o el plum cake de nueces y caramelo. No es la carta más ligera del mundo, pero el pecado queda compensado con los ingredientes orgánicos. Hayden, repostero desde pequeño junto a su abuela y su madre, explica que la gracia de un pastel es que no sea demasiado dulce. Amistat, 18.