La innovación y la modernización de la edificación van a ser claves en el futuro de nuestro sector. Solamente desde la excelencia que proporciona la formación, se conseguirá llegar a esa meta. texto_Felipe Aparicio Jabalquinto (director de Desarrollo del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid) Más información en: www.areabs.com FORMACIÓN / profesión llevan a concluir que tardaremos más o menos en alcanzar la orilla, pero que la solvencia económica de la sociedad en la que vivimos nos va a permitir llegar, sí o sí, cueste lo que cueste. Por desgracia, otros no tienen esta suerte. No vamos a denostar, desde luego, que los mecanismos de ayuda se hayan activado, faltaría más, bienvenidos sean y cuantos más mejor. Pero la sociedad en general, y los téc-nicos en particular, tenemos que afrontar el acceso a dichas ayudas con un alto sentido de la responsabilidad. Como sociedad, no debemos permitir que los planes de ayudas que se anuncian a bombo y platillo se conviertan en un café para todos. En una ventanilla donde pedir mucho y dar pocas explicaciones acerca de cómo hemos utilizado lo que nos dieron. Por desgracia, en más ocasiones de las deseables, nos hemos trabajado una lamentable fama que, a golpe de co-rruptela y patraña de unos pocos, nos ha etiquetado como sociedad de forma injusta y nos señala a todos más allá de nuestras fronteras como un entorno poco fiable del destino y uso de los “salvavidas”. Si hacemos examen de conciencia honesto y sin autocom-placencias, reconoceremos que, en particular, la edificación, la construcción, en todos sus modelos, en todas sus formas y dimensiones, se ha percibido como ese terreno de juego enfangado en el que jugar el más sucio de los partidos. Pues bien, como profesión tenemos una oportunidad de oro, una ocasión de marcar el gol de la victoria en la final de la Champions de la honestidad, un balón botando en la línea de gol, para corregir todos los errores del pasado y poner-nos en valor como garantía de la adecuada gestión de las ayudas económicas con las que se va a inundar de liquidez a todos los sectores para su reactivación desde la mejora de los ámbitos de su competencia. Nuestro papel como técnicos colegiados debe ser prota-gonista para que el dimensionamiento de las intervenciones subvencionables sea el adecuado, sin dobleces ni oportunis-mos, de forma sería y honesta. Nuestro valor en la gestión administrativa y documental del respaldo técnico del alcance de la obra contra la que so-licitar una ayuda debe ser indiscutible. Firmeza y seriedad. Nuestra supervisión durante el pro-ceso de ejecución de esos trabajos debe ser inmaculada, preservando no solo el adecuado uso de la financiación, sino la ejecución exquisita de los trabajos realizados como veni-mos haciendo mayoritariamente desde, me atrevería a decir, siglos, pero ahora más aún si cabe. Si nuestro compromiso mayoritario a la hora de ser pro-tagonistas en la puesta en carga de las subvenciones que le correspondan al sector de la edificación es serio y honesto, nos habremos ganado a la sociedad y habremos sembrado la mejor de las cosechas para honrar el prestigio de las ge-neraciones pasadas y asegurar el futuro de las generaciones actuales y de las venideras de Arquitectos Técnicos. No existe mejor forma de que demos a conocer nuestra profesión que desde el más correcto de los desempeños de nuestras funciones. En este contexto, una vez más y como no podía ser de otra forma, para conseguir tal objetivo es herramienta esencial la formación. Sin formación no hay desarrollo. La totalidad de las ayudas que se prevé abastezcan a todos los sectores en general, pero en particular a la edificación, se pueden entender asociadas a proyectos que estén vinculados a la mejora de las ciudades y sus desarrollos, y los vectores de mejora empiezan a ser evidentes. Sostenibilidad, mejora energética, accesibilidad, industria-lización, son algunas de las líneas de actuación… Pero son diferentes formas de referirnos a un término más amplio que no es otro que la innovación; en definitiva, a la moder-nización de la edificación. Es el nuestro un sector que ha empezado a andar de forma convencida, y con paso firme, el camino de la innovación mucho más recientemente que otros sectores. No nos engañemos, pero esto es así. Sirva de ejemplo que aún en nuestros días seguimos desmantelando la artesanía del encofrado de un forjado a golpetazos. Nos toca, como profesión que va a liderar la moderniza-ción de la edificación y, por lo tanto, de las ciudades en el marco de las ayudas europeas, formarnos y adquirir com-petencias en nuevas tecnologías y en nuevas técnicas para poder afrontar el reto y protagonizar de forma sólida y con solvencia técnica la gestión y buen uso de las subvenciones destinadas a la edificación. Desde una profesión sólidamente apoyada en el conoci-miento que abastece la formación, una vez más Aparejadores y Arquitectos Técnicos, todos y todas, estaremos a la altura de las circunstancias y ayudaremos a construir una sociedad mejor, moderna y sostenible. FORMACIÓN / profesión